jueves, 30 de diciembre de 2010

Hola 2011




Que el 2011 llegue cargado de serenidad, seguridad, ternura, salud y mucho amor. Felicidades.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Sonrío


Continúo mi recorrido sin evitar lo inevitable, me dejo arrastrar hacia mi destino, quién sabe, tal vez llegue a la cima antes de lo esperado. Vislumbro el calor de unos brazos ansiosos por abrazar, generosos y amables. Me dejo, me sé deseada y esperada, me dejo. Me entrego ciega y confiada, me dejo. Muero un poco y otro más, me dejo y no pienso, me dejo por completo, me dejo y sonrío, me burlo de la vida cuidando mi momento, es mío, sonrío por eso.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Mar



Y despertó celebrando su despertar en soledad, descubrió su nueva intimidad con alegría, recordó mágicos y pequeños momentos que la vida le ofreció con generosidad. Un cálido aire emergiendo de la tierra, un micro clima sólo para dos, un momento cómodo y feliz, otro más, uno más. Y supo por fin que otros llegarían, se dejaría llevar esperándolos con serenidad, llegarían para dar seguridad a su desconfiado cuerpo, se precipitó en un mar de deliciosa indiferencia regalando a la vida una sonrisa plena.

martes, 7 de diciembre de 2010

Duros


Y los que intentan ir de duros tienen ese punto de ternura cuando adviertes en sus ojos todo el peso de la duda, del abatimiento, grandes acumuladores de frustraciones, evitan expresarse por cansancio prefiriendo un silencio que no alivia, más bien todo lo contrario. Y resulta que la fe desaparece rápidamente, la esperanza se desmorona con motivo, basta una mirada, una palabra no dicha a tiempo, un mal gesto, un no cuidar al otro, de pronto lo ves claro y te invade un cruel ramalazo de ira al pensar en tu absurda candidez en este turbio y desangelado mundo. Sonríes disfrutando de tu soledad, arropándote en ella y descubriendo finalmente que a veces, es la mejor compañía.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Prometo



- Espera, no me mires.
- ¿Por qué?
- No lo sé, me siento insegura.
- No temas.
- Temo a tu mirada.
- Mi mirada hablará más que yo.
- Por eso temo, tendré que enfrentarme a la verdad, tu mirada no sabe mentir.
- Siempre será buena.
- Si es buena, esa verdad será mi perdición, tal vez prefiera que sea mala.
- Si fuese mala este encuentro no tendría mayor sentido. Sabías que sería buena, por eso estamos aquí.
- Lo sé, pero ahora temo. Te veo, te huelo y te toco, no sé si seré capaz de digerir tanto sentimiento.
- Seremos capaces, ya lo verás.
- ¿Lo prometes?
- Prometo que seremos capaces. Prometo que disfrutaremos de un amor sincero. Cuidaré tu entrega con el corazón y tu cuerpo con mis labios. Prometo que nadie te hará daño y prometo ser feliz mientras te hago feliz. No llores.
- No puedo evitarlo, una respuesta tan maravillosa merece lágrimas y cientos de caricias.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Momento


Había una vez un señor que esperaba y esperaba, su espera era tranquila, no desesperaba, sabía que su momento llegaría, no lo dudaba. Llevaba preparándose mucho tiempo. Cuando finalmente llegó no se sorprendió, recibió su momento con los brazos abiertos y serenos, deseaba disfrutarlo sin prisas, sin alborotos. Su momento tenía nombre, un dulce nombre femenino que adoraba pronunciar. Su momento tenía cuerpo, un erótico cuerpo femenino que adoraba recorrer. Su momento tenía vida, un extraño pasado que deseaba con el alma conocer. No dejaría que su momento se marchase, se esmeraría, y así fue, permaneció para siempre junto a él y su vida por fin tuvo sentido.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Curioso el camino


Curioso el camino, sueños y ansias me elevan, adoro mi desatino, seguiré tu estela aunque me pierda. Tus brazos me esperan ¿Echarme atrás? Ni pensarlo puedo, ni soñarlo, considerarlo jamás. El universo se empeña en separarnos, qué mas da. Tú en mi, en mi, como siempre, haz de mi cuerpo una fuente y habrá recompensa. Minutos, horas intensas, valen una vida entera. No más horas vacías. Llénalas amor, llénalas ahora, es pecado esperar, mañana será otra vida, no vivirás en mi, como hoy, sin control y sin medida.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Gustos


No necesitaba nada, joder, lo único que verdaderamente ansiaba era que la dejasen en paz, ella sonreía con pequeñas cosas, su mirada podía perderse durante horas atrapada en una uña o en la mancha de un cristal. Lamentablemente el tiempo era el mayor de los tiranos y no permitía que disfrutase a sus anchas de las pequeñas y extrañas cosas con las que solía entretenerse. Por la tarde intentaría esfumarse de su casa. Su madre parecía empeñada en hablar sobre el amor. No deseaba entenderlo, ni recibirlo, ni padecerlo, ni practicarlo. Hacía tiempo que había descubierto que era asexuada. No sentía atracción por los hombres ni por las mujeres, el tema la aburría enormemente, además sonaba cursi y trillado hasta el cansancio. Sentada junto a las vías del tren, reflexionaba observando un par de hormigas con su carga.



- ¿Cómo te llamas?
- Coño, me has asustado.
- Perdona.
- ¿Qué quieres?
- Hablar.
- ¿Sobre qué?
- Bueno, no lo sé.
- Vuelve cuando lo sepas.
- Podría decirte que eres borde y antipática pero no lo haré.
- Vaya, qué considerado.
- Te han besado alguna vez?
- No.
- ¿Te gustaría aprender?
- No.
- ¿Estás segura?
- No.
- ¿Puedo?
- No.
- Si me acerco lentamente verás que no tienes nada que temer, sólo debes relajarte y dejarme hacer a mi.
- ¿Sentiré asco?
- No lo creo.
- Vale.

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-¿Te ha gustado?
- Sí
- ¿Repetimos?
- Sí.

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- ¡Mamá!
- Dime hija.
- Apúntalo, por el momento me gustan los hombres.

sábado, 30 de octubre de 2010

Duda


Supo que sus ojos decían la verdad, imposible hallar falsedad en su mirada, y sin embargo dudaba. Dudaba. Aún sintiendo sus manos deslizarse con urgencia, aún besando y ofreciendo en libertad, aún sabiendo, recibiendo sin empacho su ternura, dudaba. Aún dejando su interior al descubierto, libro abierto destinado a la lectura, aún confiando ciega de lujuria, dudaba. Dudaba y dudaría, no había opción, amaría sin control pero dudando.

martes, 26 de octubre de 2010

Quien





Volvió a preguntarse con infinito cansancio cuando llegaría ¿Quién se atrevería a susurrar por fin, rozando su cabello, aquellas palabras que tanto deseaba escuchar? ¿Quién llenaría de gloria sus oídos, de dulzura su mirada? ¿Quién le bajaría ese cielo colmado de estrellas y disfrutaría con ella de la luna? ¿Quién? ¿Quién saciaría su deseo y su locura atravesando con valor sus más íntimas barreras? ¿Quién arrancaría el temor de sus entrañas? Lo recibiría con mil sonrisas en los labios, sería suya eternamente, plena de ternura y etérea entre sus brazos.

jueves, 21 de octubre de 2010

Hambre



- Tengo hambre.
- Ya voy cariño, espera un momento.
- No puedo esperar, me duele la tripa.
- Sí puedes, es sólo un momento, verás que bien te sentirás luego.
- Mamá, quiero patatas fritas.
- Vale, veré qué puedo hacer, todo para mi princesa.

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- Mamá, no me gustan.
- Come cariño, no seas caprichosa.
- Están frías.
- Están perfectas, crujientes y sabrosas.
- Huelen raro.
- Cariño, el cubo de basura del vecino estaba lleno, alégrate, tenemos tres días de comida asegurada.

sábado, 16 de octubre de 2010

Como la seda



Click en la imagen para ver el vídeo.


Texto leído en el III Encuentro de Poesía en la red, Alcalá de Henares, 18-09-10.


Como la seda, como la seda se deslizan tus manos, bajan con cuidado, recorren el camino trazado para ellas, despiertan instintos, provocan ansiedades, buscan, ofrecen, viven en mi. Soy de ellas, sucumbo a sus urgencias y exigencias. Las observo ir y venir en libertad, las amo, me derrito, espero impaciente, obtienen lo mejor de mi. Ante ellas emergen mi gracia y esperanza, no dejes que me abandonen. Mantenlas conmigo y en mi, sin ellas, dejo de ser yo.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Hora


Cuando lo vio su pulso se aceleró. Coño, no comprendía la razón, su cuerpo actuaba sin su consentimiento, los colores subían a sus mejillas sin control. Detestaba que su aspecto hablase por ella, era ella la que debía llevar las riendas, sin embargo un simple mortal con brazos y piernas como todo el mundo lograba que sus manos comenzaran a temblar y que soltase por su boca esa especie de tartamudeo inverosímil, qué asco. Sólo alcanzó a dar media vuelta para comenzar a alejarse y así evitar males mayores, no se arriesgaría a mearse encima o algo peor delante de ese enemigo público, ese ejemplar condenadamente guapo que cortaba su respiración. Cuando se marchaba sintió un leve golpecito en el hombro, casi se desmaya al girar y descubrirlo frente a ella, un brevísimo jadeo se deslizó en el aire.

-¿Me dices la hora? (sonrisa)
-¿La hora? (Joder, no tengo reloj)
-Sí, la hora.
-No, no te digo la hora.
-¿Por qué no?
-Porque...
-Vale, adiós.
-Espera, no te diré la hora pero te diré otra cosa.
-Dime.
-¿Te apetece tomar un café?

(Sorpresa, segundos torturantes de espera)

-Mmm, vale, vamos si quieres.
-Quiero.

(Esta vez fue ella la que soltó una sonrisa seductora, más seductora imposible)

Vino el café, luego los nombres, las miradas, los roces, luego el amor el amor el amor, y entonces comenzó la historia más bonita de todos los tiempos, la mejor, porque claro, cada historia de amor es la mejor, la más intensa. Duró algunos años, casi como las anteriores. Antes del final lo miró con aplomo, llevaría consigo las experiencias vividas para dirigirse a su nuevo destino, allí esperaban nuevos brazos en los que refugiarse, nuevos caminos, esta vez intentaría hacerlos suyos para permanecer en ellos hasta el final de sus días, no más búsquedas, su corazón se encontraba agotado de acumular emociones, era hora de echar el ancla.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Refugio


Salir de su refugio implicaba un gran esfuerzo, los sonidos e imágenes del exterior la golpeaban sin piedad. Amaba su soledad más que a nada, en ella se sentía libre aunque a veces la asaltara una especie de angustia repentina sin motivo aparente. Imaginaba mil historias, la suya a la cabeza. Añadía condimentos a su pasado para imaginar cómo hubiese sido su presente, creaba futuros asombrosos en su mente, se divertía. Creía firmemente que la humanidad no evolucionaba, más bien todo lo contrario, la gente se comunicaba a través de las redes sociales, el mal humor imperaba y los países luchaban entre sí, los niños padecían los errores de los adultos y las mujeres sostenían a sus hombres casi sin ganas ya. No existía nada interesante fuera, nada, todo lo bueno estaba al alcance de su mano: Su portátil, sus pelis, su música, su comida. La última vez que visitó el mundo exterior su cabeza comenzó a dar vueltas, los hombres la perseguían como si nunca hubiesen visto a una mujer. Susurraban cosas, se acercaban impacientes. Corrió desesperada y una vez en casa decidió no volver a salir nunca más, esperaría una próxima vida. Habitaba en ésta por equivocación.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Pereza


Volvió a sentir aquel zumbido persistente en los oídos, nunca lo comentó con nadie ¿Para qué? Probablemente nadie le creería. Intuía el momento exacto en el que él pensaba en ella, sus oídos no fallaban, entonces corría hacia el teléfono para llamarlo y lo confirmaba. Lo vería en una hora, llovía, se vistió deprisa y salió a la calle segura de sí misma. No utilizaba perfumes, nunca llamaron su atención, necesitaba su olfato para oler otras cosas, la vida rebosaba olores. Consiguió mirarlo a los ojos a través de la bruma, se acercaba a paso firme y con una sonrisa ¿Lograría decirle hoy que lo amaba? Siempre se echaba atrás, coño, no se decidía ¿Y si lo asustaba? Algunos hombres se asustan con tanta facilidad...Además, ella tampoco deseaba oírlo. Sólo necesitaba cariño ¿Para qué complicar las cosas? Bah, mejor no decir nada, se limitaría a mirarlo y a besarlo, a sonreírle, a vivirlo, con eso cubriría su necesidad de afecto mental y corporal, el tiempo se encargaría de continuar escribiendo el guión, ella se encontraba ya muy cansada de hacerlo, disfrutaría sin culpa de su pereza emocional.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Lágrima


¿Sabré sólo con mirarte si eres sincero? ¿Podré entregarte mi esencia, entera, para recibir lealtad y un alma limpia a cambio? Limpia, libre de todo prejuicio, sana. Si así fuera tal vez el mundo volvería a caerme simpático. Me dejaría querer y te acunaría entre mis brazos, observaría el eterno recorrido de esa lágrima de felicidad que se desliza por tu mejilla, para finalmente tomarla entre mis dedos y llevarla a mi boca, nos fundiríamos en un solo ser, maravilloso y fuerte, hasta el final de los tiempos.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Descubriendo



La ventana se encontraba abierta de par en par, la brisa acariciaba su cuerpo haciéndole cosquillas, una delicia. Procuró mantenerse inmóvil para facilitar su recorrido. Observó el exterior con el rabillo del ojo, un día espléndido. Así de espléndida deseaba que fuese su vida a partir de ahora, lo intentaría con todas sus fuerzas. Para eso debía pensar en lo realmente importante, demasiadas gilipolleces ocuparon su mente en el pasado, ya no. Recordó aquel día en particular en el que descubrió lo mejor de lo mejor, lo más increíble que puede existir en este mundo, lo único que hacía que su despertar fuese dulce y alegre, lo único que lograba que se levantase de un salto de la cama, lo que la hacía bailar y cantar de forma repentina y alocada, lo que le daba fuerzas cuando el cansancio la aplastaba. Desde que descubrió la sonrisa de su hijo, el mundo ya nunca volvió a ser el mismo.

martes, 31 de agosto de 2010

Nueva vida





Un día después de mi cumpleaños me digo, felicidades Andrea, te regalo una nueva vida. Ésta es mi sonrisa, es el arma que utilizaré para enfrentarme a mi nuevo futuro, no tengo más armas. Y que venga algún mamarracho a intentar robármela, que se atreva y verá lo que le espera.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Dime


- Dime algo bonito, venga, sorpréndeme.
- Te amo.
- ¿Te amo? ¡No! Todo menos eso. Dime que te gusto, que te sientes cómodo conmigo, que tenemos cosas en común, pero no digas te amo, joder ¡Eso no se dice!
- ¿Por qué no? Me apetece decirlo.
- Porque no puedes amarme todavía, porque para decir eso tienes que tocar el cielo con las manos. Dime ¿Tocas el cielo con las manos? ¿Lo tocas? Pues no, entonces no me jodas con cursilerías absurdas, tú no me amas, todavía. Ya me amarás, me amarás cuando sepas quién soy en realidad; cuando me sientas, cuando me necesites como al aire, cuando no soportes mi ausencia, cuando te derritas recordando mi mirada, cuando huelas mi lado de la cama para que mi aroma te acompañe, cuando me cuides con esmero desmedido si me enfermo. Sólo entonces permitiré que digas te amo.

sábado, 14 de agosto de 2010

Poesía




..Y la gente habla, la gente opina, la gente saca conclusiones apresuradas mientras tú permaneces tranquila, inmóvil frente a la pantalla, intentando escribir algo que te alivie o te llene. A veces el mundo te importa una mierda, miras a tu alrededor y tanta incomprensión y locura te desquicia, y tú, como una imbécil, tratando de extraer poesía de ti. Poesía si, poesía en este apestoso mundo, poesía en un mundo lleno de maldad donde a veces eres víctima y otras verdugo involuntario, donde hagas lo que hagas y digas lo que digas serás criticado de mala manera, serás carne de cañón para los arribistas, los estafadores, los oportunistas, esos que van por ahí tan felices con sus grandes proezas a cuestas sin el menor remordimiento. Y tú, como una gilipollas intentando ver el lado poético. Los poetas me gustan. Cuando ves de frente a la maldad, tan cercana, cuando casi te toca, el temor es tan grande que te ahogas. No soy poeta, pero me gustaría acariciar la vida como ellos, que la palabra amor sea la que me guíe, aunque no tenga ya demasiada fe en ella.

jueves, 12 de agosto de 2010

Perros


Se dirigió a la nevera arrastrando los pies invadido por la más absoluta indiferencia. A su alrededor todo era mugre y desorden. Se preguntó cuantos kilos más sería capaz de engordar, ya ni siquiera podía follar. Recordó su último polvo y sonrió, imposible moverse así ahora. Su propio olor comenzaba a incomodarlo, seguiría sin ducharse el tiempo que le diera la gana, no había razón alguna para hacerlo y además le divertía observar la cara de la gente al acercarse, arrugaban la nariz y se apartaban. Cogió una cerveza y se tumbó pesadamente en la cama, recordó la frase de su hermana la semana anterior 'Estás deprimido'. Qué gilipollez, pensó, un tío con los huevos bien puestos no se deprime, y menos por la ausencia de una mujer. No necesitaba ninguna mujer, todas lloriqueaban y se quejaban por tonterías. Continuó tumbado unas cuantas horas más hasta que brotaron las lágrimas, de pronto lo supo, no llegaría ya ninguna mujer a su vida, moriría solo como un perro en su apestosa madriguera.

martes, 10 de agosto de 2010

Hoy



Hoy prefiero el silencio, prefiero la calma, prefiero hundirme hasta el fondo en esa gran inmensidad, quien sabe, quizá alguien consiga llegar hasta mi para ofrecerme su mano. Si así fuera me aferraría a ella con fuerza para darle un voto de confianza a la esperanza. Aunque no demasiada claro, la esperanza la fabricamos sobre la marcha cuando la necesitamos, pero no siempre acude a rescatarnos. Tal vez este potente sol logre calentar mi alma, tiene frío y desea permanecer sola, habrá que respetarla. Ya me encargaré yo de animarla para que vuelva a sonreír.

jueves, 8 de julio de 2010

Me despido..


Estaré fuera durante un mes así que me despido hasta la vuelta, espero volver renovada y con buenas energías, sé que estuve algo ausente, en fin, me dediqué a vivir que no es poco, pero nunca olvido a mis amigos de Blogger. Gracias por seguir visitándome y dejando sus comentarios, mi blog es vuestro. Un gran abrazo para todos y buen verano :)

lunes, 5 de julio de 2010

Ojos abiertos


Abrió los ojos por fin, necesitaba hablar. Decidió informar al mundo de su existencia, gritar sus preferencias, exigir sus derechos, buscar. Decidió ser. Deseaba protagonizar su propia película. Observó lentamente su entorno, las piernas de su marido enredadas en las sábanas, su habitación de siempre. Imaginó la respiración regular de sus hijos y pensó que esas imágenes eran demasiado conocidas, ya no podía acumular una más en su cerebro, debía cambiarlas con urgencia o moriría de pena. Moriría sin más en aquella casa sin ser escuchada ni considerada, se llevaría consigo un pasado gris en el que lo ofreció todo a cambio de nada. No, no lo permitiría. Observó su imagen en el espejo, comprobó que todavía era guapa. Buscaría un cuerpo amable que le proporcionara placer y le otorgara cariño, entregaría su amor a quien lo mereciera, crearía un acogedor espacio íntimo sólo para ella, escucharía su propia música y sonreiría mucho. Moriría feliz, sí, y se llevaría consigo un pequeño y nuevo pasado fabricado a toda prisa.

sábado, 26 de junio de 2010

Silencios


- Dime tu nombre.
- ¿Para qué?
- Pues, para dirigirme a ti.
- No me apetece.
- Y qué te apetece.
- Guardar silencio.
- Ok, no hablemos entonces.
- Vale, pero podrías mirarme, hablarme con los ojos.
- No sé si sabré hacerlo.
- Venga, lo harás muy bien.

(Medio minuto de intensas miradas)

- Para, estoy a punto de derretirme.
- ¿Lo hago bien?
- ¿Bien? Has nacido para esto.
- Es el momento del beso ¿No crees?
- Sí, el beso pero...
- ¿Pero?
- Soy muy enamoradiza, tal vez no sea prudente.
- Me arriesgo.
- Ni siquiera sabes mi nombre.
- Me invento uno.

Se lo inventó, me besó y me llamo así hasta el final de nuestros días.

miércoles, 23 de junio de 2010

Familias




Y resulta que de pronto te levantas eufórica sin saber muy bien por qué. Encuentras un momento y te lanzas a escribir sin poder evitarlo. En la calle un sol espléndido y bastante calor, en casa mi portátil y yo intentando ser amigos. Esta semana me sentí particularmente sensible, mi familia se dedicó a publicar fotos familiares antiguas en facebook y el pasado me atacó por la espalda coño. Me sentí feliz pero también la más desgraciada. Fui consciente de mi lejanía, de mi poca participación, de todo lo que he perdido y ya no volverá, de la falta de mis padres, de las historias de vida desconocidas de mi gente, sangre de mi sangre con la que no me relaciono hace años por cuestiones ajenas a nuestra generación, nos separaron absurdas rencillas entre nuestros padres, y ahora, increíblemente y después de años, una red social está acercándonos y yo, agradablemente sorprendida contemplo este acercamiento deseando que se prolongue en el tiempo. No me molesto en recordar las causas de nuestra dolorosa separación, simplemente me alegra volver a ver unida a mi gran familia italiana, pronto estaré en Buenos Aires y me encantará verlos a todos, será un gran momento si se concreta, intentaré explicarle a mi hijo lo que NO tiene que hacer para separar a una familia, que la tolerancia es la primera actitud que debemos fomentar, que el dinero NO hace la felicidad, y la fama tampoco. Que la compañía sólo se consigue si estás dispuesto a DAR y que la vida, en definitiva, sólo se basa en intentar acumular buenos momentos, que los malos, lamentablemente, se presentan solitos desde siempre. Un gran saludo para toda la familia.


Por cierto, mi madre es la segunda comenzando por la derecha, sentada al lado de la niña, guapísima como sólo ella sabía serlo.

viernes, 18 de junio de 2010

Interminables


Interminables las miradas, las siento en el alma, con ellas me lo dices todo, sólo atino a bajar la mía, no las merezco, o sí, quién sabe. No sé si está bien o mal, tal vez mi hoy consista simplemente en dejarme llevar, alejarme de todo lo cercano sin temor a arriesgar, qué mas da. A veces no queda más opción que apelar a ese egoísmo en muchas ocasiones criticado pero en definitiva necesario para impedir que la mierda te toque. No quiero más mierda, he visto demasiada, quiero pasar a su lado indiferente y dejar que este optimismo repentino y sanador me lleve en sus brazos hacia lo desconocido. Hoy me apetece soñar que llevas mi te amo resonando en tus oídos y que mi felicidad crece un poco más observando la tuya. Imagino que mi desnudez llena tus ojos de deseo dibujando esa traviesa sonrisa en tu rostro, e iría más allá interpretándola, me encantaría pensar sólo por un momento, que no puedes vivir sin mi.

jueves, 10 de junio de 2010

Tarde


Se dedicó a recordar nítidamente aquellos meses, esos en los que su boca sabía a todo, en los que el tacto de su palma le transmitía mil voltios de placer, en los que todo se decía mejor sin palabras. Una etapa feliz en la que que no existieron mentiras ni verdades. Cuando comenzaron a expresarse con palabras descubrió otra realidad. Esa boca sabía besar maravillosamente, pero no dialogar, aquellos hermosos oídos no sabían escuchar, aquella preciosa cabeza que supuso llena de grandes y estupendas inquietudes no se correspondía con lo que había imaginado, todo era no, todo un error, evidentemente su olfato ya no era el mismo, su intuición le había fallado de la peor manera y ahora era tarde coño, se había enamorado.

domingo, 30 de mayo de 2010

Creer




Escribir con Ángel ha sido toda una experiencia, desde que lo leí por primera vez descubrí que me identificaba enormemente con su forma y estilo. Por fin me atreví y le propuse algo que daba vueltas en mi cabeza desde hacía tiempo, me alegró mucho que aceptara. Es narrador y poeta, profesor de enseñanza inicial y primaria en Buenos Aires, con una gran trayectoria literaria a sus espaldas. El caso es que tomé un fragmento de mi libro (aún no publicado) y se lo envié solicitándole que escriba una versión 'masculina' del mismo. Es un texto un poco fuerte en el que la protagonista descubre un engaño, lo adapté para que no sea demasiado largo, me interesaba mucho conocer el punto de vista de un hombre, qué le sugería mi texto. Me envió un relato cinco estrellas, escrito con su estupendo estilo, tocando la fibra más íntima de un hombre que es descubierto por su esposa en una infidelidad, en fin, una maravilla. Pubicaré los textos en dos entradas para que no sea un post demasiado largo. Gracias Ángel, ha sido un gran placer leer tu trabajo.


'Creer', por Andrea Paparella:

Decido pasar a recogerlo por el trabajo, me apetece darle una sorpresa, voy con la niña. Al llegar miro a través de los cristales, buscándolo. Lo localizo en un rincón hablando con alguien, me mantengo observando, aparentemente todo es correcto sólo que... Fijo mi atención en la mujer con la que habla, labios muy pintados, vaqueros ajustados, tetas grandes, quizá un poco vulgar. Observo, cuando acaban la conversación, una mirada muy elocuente por parte de ella y a mi marido deslizar muy lentamente un dedo a lo largo de su brazo mirándola con deseo ¡Dios! Necesito sentarme o caeré al suelo de bruces. Comienzo a temblar, la sangre se retira violentamente de mi rostro. Condenado hijo de puta, por eso no me tocaba, la vida no puede ser más injusta. De pronto me entran ganas de vomitar, no quiero que me vea, no quiero ver la culpa reflejada en su rostro porque eso significaría que siente lástima por mi. Estaba tan segura de tener un hombre de bien a mi lado ¿Cómo pude equivocarme tanto? La desilusión es tan brutal que me aplasta, me deja sin respiración, me hace iniciar una caída libre que no se detiene. Siento vértigo ante lo que me espera ¿Qué voy a hacer? Me voy a casa a toda leche, me ducho, preparo la cena, baño a los niños, los alimento, juego un rato con ellos y los meto en la cama antes de lo acostumbrado. Lo espero nerviosa, impaciente, impotente. No sé qué diré cuando llegue, sólo espero con la mente en blanco. Cuando escucho las llaves en la puerta, mis puños se cierran involuntariamente. Cuando entra y dice hola con una sonrisa pierdo el control. Me ahogo, mi garganta se cierra, mi vista se nubla, me arrojo sobre él golpeándolo con los puños. Lloro y golpeo, golpeo y lloro. Me atraganto con los mocos, me escuecen los ojos. Lo miro de frente, su cara lo dice todo, me pide avergonzado que me tranquilice, que respire, su mirada esta cargada de culpa y quizá arrepentimiento, miedo al verme en este estado. No hablamos, no es necesario, ya sabe de qué va esto. Trato de recuperarme respirando con fuerza, lo digo todo con los ojos, con el cuerpo, él comprende. Me tomo un tranquilizante y me voy a la cama. No duerme conmigo, lo hace en el salón. Cuando la niña despierta para mamar la cojo mecánicamente y la dejo succionar todo el tiempo que quiera, no estoy allí, sólo quiero desaparecer.
La angustia atenaza mi estómago, comprendo claramente que no hay salida, tengo las manos atadas. Los días siguientes son espantosos, apenas nos miramos. Se acerca y pronuncia mi nombre en voz baja, no contesto, estoy en trance y además me es imposible mirarlo a la cara. Tras unos días  vuelve a intentarlo, se dirige hacia mi con lágrimas en los ojos, me coge por los hombros y pide perdón, un perdón sentido y verdadero según creo. Pequeñas convulsiones sacuden sus hombros a causa del llanto. Dice que está arrepentido, no volverá a suceder, que lo intentemos por los niños, me quiere muchísimo. Esa tía del trabajo se irá pronto, no volverá a verla, no le interesa, fue algo sin importancia. Necesito creer en sus palabras y lo hago aunque mi rostro se transforme en  la misma imagen de la desolación al comprobar que duermo hace años con un desconocido.



Continúa en la entrada siguiente, con el texto de Ángel.

Creer, por Ángel Pinedo.





¿Cómo pudo exponerme así? ¿En qué “carajo” estaría pensando? ¿En qué, me querés decir? Sabés una cosa, para mí, en todo esto, hay algo raro… Cómo decirlo, no sé, algo que no me cierra, que huele mal… Y mirá que este presentimiento no lo tengo desde ahora; ya hace rato que me viene “carburando en la cabeza”… ¿Cómo…? Pero, por favor, querido, no digas estupideces… Hace tiempo que estás en Madrid, ¿todavía no conocés a las “gallegas”? Estas minas no deciden, así porque sí, ir al trabajo de uno a buscarlo. ¿Entendés lo que te quiero decir? ¿O me lo vas a negar? Bueno, ¡perdón! No sabía que estaba hablando con un feminista. ¿Vos sos mi amigo, no? ¿Que por qué te lo pregunto? Porque, la verdad, es que te desconozco hablando. ¿Vos acaso no estás divorciado? ¡Y bueno, boludo, entonces dejate de joder! ¿Qué harías vos si se te presenta la oportunidad? ¿Queeeé? Che, definitivamente, a vos te cambiaron… No, no podía decirle que “no”… La mina me buscaba permanentemente. Y no podía evitarlo, cada vez que se acercaba, se me iban los ojos. Hasta transpiraba, creo. ¿Me vas a decir que ella no se daba cuenta? La verdad, no sé para qué te llamé… Lo único que hacés es llenarme de reproches. No, pará, no te vayas, me interesa tu opinión… Disculpame, cuando estoy nervioso, digo cualquier cosa. Sentate. ¿Querés otro café? Ey, muchacho, ¿no me trae otro? Sentate, por favor ¿Qué, ahora te tengo que rogar? Dale, sentate. No te traje acá para que me dejés hablando solo. Bancame… Te juro que un rato te libero. Además, si no cuento con vos, en quién voy a confiar… ¡Uy, otra vez…! No, no es nada… No te asustes. A veces, me duele el pecho… No sé cómo explicarlo, siento como si me lo estuvieran pisando… Pero no te preocupes, debe ser por la angustia que tengo, ¿no? Desde que dejé Buenos Aires, nunca volví a ser el mismo. ¿Qué me preguntaste? Disculpá, no te escuché. Siempre me pasa, más cuando llueve. Me quedo mirando el brillo del asfalto o las burbujas que se forman en cada charquito de agua. Y si estoy frente a una ventana, como ahora, es peor. ¿A vos no te pasa? Qué raro, a mí sí. Me pierdo. La mente se me pone en blanco. Me fascina seguir el recorrido de las gotitas en el vidrio o dibujar con el dedo sobre el vidrio empañado. ¿De qué te reís? Dejá, no me des bola, sigamos… ¿Podés dejar de mirarme con esa cara? No me gusta ponerme así, disculpame. Al final, tenía razón, no sé para qué te llame… ¡Qué papelón, por Dios! ¿Que por qué lloro? No sé, o sí… Por momentos, me siento muy solo, ¿entendés? A veces, me pregunto: “¿Para qué mierda vine acá?” Tendría que haberme quedado en mi país. ¿Sabés lo que extraño a los míos? Sí, ya sé que vos estás en la misma… Pero, al menos, no estás metido, como yo, en este “flor de quilombo”. ¿Qué querías que hiciera? Las cosas cambiaron mucho… Todo se fue empeorando…Para qué te voy a mentir. Al final, ya ni siquiera nos tocábamos. Ella siempre estaba cansada, quejosa; y yo, siempre de mal humor. Y casi sin sospecharlo, poco a poco, cada uno se fue encerrando más en su propio mundo, en su burbuja, en su propia lluvia y en su propio charco. Día tras día, olvidándose del otro, a punto tal de llegar a considerarlo una molestia, un estorbo, la asfixia misma. Bueno, vos lo sabrás… No hace tanto que pasaste por una situación parecida. Llega un momento que la sensación de ahogo es tal, que te exige huir deliberadamente a donde sea. Como si te estuvieras escapando del peor enemigo o del más perfecto desconocido. Como si te estuvieras escapando no sólo de ella, sino también hasta de tus propios hijos e, inclusive, hasta de vos mismo. Para colmo, lo peor del caso es que, cuando te das cuenta, ya es demasiado tarde, y no hay marcha atrás, todo se vuelve irremediable. ¿Qué todavía estoy a tiempo? ¿A tiempo de qué? Definitivamente, vos te volviste loco… Tenías que haberle visto la cara… Desde que la conozco, te juró que jamás la vi así. Nunca pensé que el odio podía notarse tanto en los ojos. Bah, en realidad, no sé si era odio o impotencia. Lo cierto es que estaba pálida, transparente… Me pegaba tanto, no sabés cómo me pegaba. Me pegaba acá, en el pecho, el mismo pecho que a veces me duele como si me lo estuvieran pisando. Y yo, nada, no decía nada, no me salían las palabras. Sólo miraba su boca, intentaba descifrar lo que decía, pero se movía tan lentamente que me era imposible escucharla. ¿Te das cuenta? ¡Fue terrible, no sabía cómo reaccionar…! ¿Que qué hice entonces? Lo único que podía hacer, encerrarme en el cuarto, insultar y llorar… Estuve así no sé cuántos días… Por eso te llamé. ¡Tal cual! Tenés razón, debe ser así, como decís…¿Ves que no me equivoqué?¡Ey, muchacho…! ¡Muchacho…! ¿Qué le debo? No, está bien, déjelo así… ¿Que qué estoy haciendo? ¡Me vuelvo, eso hago! ¿Que el loco soy yo? Sí, tal vez… Y te lo agradezco… ¿Por qué? No sé, de algún modo, mientras hablábamos no pude dejar de observar esas cintitas que siempre llevás en la solapa. Ya hace siete años que estamos acá, y vos nunca dejaste de ponértelas… Seguramente, es una especie de rito que te identifica y no te permite olvidar... Mi caso fue distinto, recién ahora me doy cuenta. Al poco tiempo de llegar, me hice de un trabajo y una familia… Y me olvidé completamente de dónde venía… Es más, la había pasado tan mal allá, que hasta hice lo imposible para no recordar… Hasta que apareció ella, la chica del trabajo. Ella es argentina, no sé si te lo dije. Ahora que lo pienso bien, quizás, fue eso lo que más me atrajo de ella, el hecho de que fuera argentina, y no tanto su apariencia física. Sí, fue eso nomás… Desde el primer momento, me perdí en sus modos. Eran sus porteñismos los que me trasportaban en el tiempo… Y cada vez que la miraba, a través del espejo de sus ojos, me veía jugando en el patio de esa que sigue siendo, mal que me pese, la casa de mi infancia. Sí, cada vez que la veía, Buenos Aires me golpeaba de lleno, en el alma, en todo el cuerpo… ¿Entendés lo que te digo? ¿Cómo pude ser tan necio? Indudablemente, confundí las cosas… Por eso me vuelvo. Tal vez, todavía pueda cambiar el curso de los acontecimientos. Tenés razón, vos mismo lo dijiste, es inútil cerrar las puertas sin abrir ventanas. Ya mismo voy a comprar los billetes. Le pediré disculpas mil veces. Me arrodillaré, si es necesario. Sólo espero que me entienda y me acompañe. Porque los necesito a los tres, porque sin ellos, sin dudas, no habrá lugar ni patria que alcance.


Un texto de Ángel Pinedo.

viernes, 14 de mayo de 2010

Impertinentes


¿Tus labios me echan de menos? ¿Buscan mi piel? ¿Todavía recuerdan mis formas? ¿Mi sabor? Creo que no, ellos ignoran ya mis lágrimas, mi oculta amargura, mi ansiedad por volver a tocarlos. Los recuerdo tan bien que casi puedo verlos frente a mi. Es entonces cuando decido apartarlos de mi memoria porque el dolor molesta, ahoga. Miro a un costado buscando otra imagen, algo bonito. Un hermoso jardín vecino aparece en mi campo visual, una gran mancha verde y una mesa blanca en el centro, una voz, una niña corriendo tras un balón. Distráeme vida, lléname de olores, visiones y sabores, necesito mantener ocultos aquellos labios en el fondo de mi memoria, que no salgan. Resulta que es posible engañar a la memoria, resulta que con un poco de práctica puedo obligarla a recordar sólo lo que deseo recordar, pero no del todo. A veces los muy impertinentes osan invadir mis sueños recorriéndome entera. Me obligan a sentir nuevamente toda su jodida dulzura y su avidez sin límites, despertándome llena de un amor que no soy capaz de entregar a nadie.

sábado, 1 de mayo de 2010

Un flash



Tenía unos 17 años y se había enamorado perdidamente de un chico al que todos llamaban Filippo, un moreno de ojos azules que estaba como un tren. Una noche la besó y creyó que era su novia por fin, joder, qué ingenua era, le había costado mucho despertar su interés, sus ojos se iban tras las grandes tetas de algunas de sus amigas, desgraciadamente las suyas parecían limones, además era tímida, así que le resultó bastante difícil pero finalmente consiguió su beso. Llegó a casa tan absolutamente en trance que su familia se preocupó un poco. Durante dos semanas no supo de él, imaginó toda clase de historias, desde una muerte repentina hasta un viaje sin retorno, también pensó que sencillamente pasaba de ella. Finalmente apareció, la llamó para invitarla a una fiesta, en su casa, muy cerca de la suya, dijo que habría mucha gente, que se pusiese guapa y que tenía ganas de verla, se sintió muy feliz. Aquella noche, cuando él abrió la puerta para recibirla, todo estaba oscuro, no había nadie, permanecieron un rato en el salón esperando pero nadie aparecía. Preguntó que sucedía, dónde estaban todos, y mientras la besaba ansioso susurró que a último momento decidió cancelar la fiesta, le apetecía estar a solas con ella, la había echado de menos. Saltaron sus alarmas porque imaginó el resto de la historia. En escasos diez minutos (los que bastaron para pasar del salón a la habitación) su cabeza trabajó a toda leche. El tío le gustaba muchísimo pero la había engañado para lograr sexo, además ella era virgen joder, no se sentía arropada, ni querida, ni cuidada, más bien todo lo contrario. Casi sin darse cuenta se encontró en la cama con un tío muy guapo sobre ella. Un flash atravesó su cerebro, le dijo que no, no era el momento ni el lugar. Fue muy difícil quitárselo de encima, prácticamente tuvo que salir corriendo para que la dejase en paz, escapó humillada y herida en lo más profundo. Caminó hacia su casa con lágrimas en los ojos llamándose imbécil, lo había dejado escapar, ya no lo volvería a ver, y así fue, él no volvió a dirigirle la palabra pero ella lo amó en silencio durante mucho tiempo.

jueves, 29 de abril de 2010

Sin embargo (final)


Pero ocurre, está sucediendo con todas las letras, es mejor de lo que hubiese podido imaginar, nos quitamos la ropa con urgencia, nos abrazamos desnudos acariciándonos y conociéndonos. Nos respiramos, nos vivimos, nos sorbemos. Qué bonito, cuanto hacía que no sentía de esta forma. La conexión es total, la química es total. Cuando todo acaba siento miedo ¿Cómo será el después? Tal vez sea de esos tíos que pasan de las tías al minuto de acabar. Error.
Permanecemos acostados descansando, me abraza protector, cariñoso, sin hablar. Sólo nos falta el cigarrillo pero ninguno de los dos fuma, así que aquí me encuentro, tumbada junto a un tío que me ha movido entera. Deberíamos hablar, pero no lo haremos hoy, que sea otro día. Me levanto lentamente y comienzo a vestirme, me mira con una expresión que no soy capaz de definir. Me acerco, le doy un gran beso húmedo y me voy. Camino lentamente hacia el coche preguntándome si de verdad pasó lo que pasó, o fue sólo un sueño.

miércoles, 28 de abril de 2010

Sin embargo...


¿Qué ocurre? He perdido mi capacidad de hablar, parece que él también. Esto es ridículo. Se acelera nuestra respiración y nos vamos acercando. Doy a mi cerebro la orden de detenerse pero no me obedece.  No soy yo, es otra la que está en mi lugar, hace lo que le da la gana.
Ya no quiero detenerme, nuestros rostros están separados por milímetros, finalmente me abandono, siento el contacto de su boca por primera vez y, joder, tiemblo entera, necesitamos estar a solas, quitarnos la ropa. Nos separamos por miedo a montar un espectáculo allí mismo, respiramos agitados. La pregunta está en el aire ¿Adónde ir?

-Hay un hotel a cinco minutos, dice.
-Vamos, digo.

Nos encontramos en la puerta de la habitación, todavía agitados. Me mira y pregunta si estoy segura. No respondo, sólo abro la puerta y entro, me sorprendo con mi audacia.
Lo que sucede ahí dentro pasa a ser uno de esos momentos que más tarde son añadidos a la lista de recuerdos favoritos, sin embargo, no debería suceder, ninguno de los dos es libre.


Continuará...

viernes, 23 de abril de 2010

Comprender



Al entrar la descubrí en la cama, quietecita debajo de las mantas, pendiente de mis gestos, de mi mirada. Me esperaba alegre y ansiosa como una niña. Imaginé su piel desnuda, su calor, y en un segundo me deslicé entre las sábanas buscándola feliz. Cuando abrió generosamente sus brazos para recibirme agradecí mi buena suerte, hundí mi cabeza en su pecho, respiré profundamente, amé ciegamente y luego sufrí, porque comprendí que la vida no es más que un absurdo escenario de alegrías y miserias.

sábado, 17 de abril de 2010

Será


Imagen: Gustavo Sorlino, grabados.

Y de tanto comprender ya no comprendo nada, y de tanto leer ya nada me sorprende, nada me conmueve, nada me llega. Será que ya no quiero más información, será que me he llenado de ella hasta el hartazgo, será que ya no creo en lo bueno, en lo que debería ser y no es ni será porque no te permiten que sea. ¿Será que ya no creo en nada? Será que me cansé de luchar contra el presente, siempre gana él. Tal vez sólo sea que hoy me encuentro triste, un estado de ánimo más entre todos los que componen mis días. Y lagrimita va, lagrimita viene, va acabando el día. Y pensamiento va, pensamiento viene, voy armando el puzzle. A veces estás rodeada de tanto y tienes tan poco, y cuando acaba el día suelo prometerme que las cosas cambiarán, suelo creérmelo para dormir mejor, y al despertar descubro mi mentira, al despertar descubro que ya no tengo fuerzas para hacer que cambien, en ese momento se acerca la temida resignación, se presenta ante mi muy confiada, sabe que esta ganando la partida, pero todavía no ha logrado la victoria.

lunes, 12 de abril de 2010

Luces



Y resulta que esa luz brilló muy poco, resulta que creí verla brillar con gran intensidad pero fue un espejismo. Brilló, sí, pero sólo por un fugaz momento, un gran momento, un momentazo, luego se apagó. Brillaba tanto que creí. Error, volví a equivocarme, debí suponer que no seguiría brillando, las luces no son tan amables, engañan, crees que siempre te ofrecerán toda su luz pero no, luego te la quitan para recordarte que no eres más que un tonto y crédulo soñador.

viernes, 9 de abril de 2010

Sincronizando ansiedades.


'A' echa de menos terriblemente a 'B', pero 'B' no lo sabe, se encuentra ocupado, muy entretenido inmerso en sus asuntos. 'A', sola en casa comienza a pensar cosas: 'No me llama, no me quiere tanto como dice. ¿Por qué no responde al mensaje que le envié? ¿Por qué no aparece? Sabe que lo necesito y le da igual'. 'A' comienza a sufrir imaginando todo tipo de situaciones inexistentes. Cuando una mujer echa de menos sufre, se agobia, lo siente en el cuerpo. Mientras tanto 'B' va acabando con sus asuntos y comienza a pensar en 'A', siente que la echa de menos, desea escuchar su voz, oler su perfume, acariciarla, marca su número ansioso, con ilusión. Cuando 'A' coge el teléfono, ya había experimentado varios estados de ánimo, su último razonamiento le dijo que 'B' era muy desconsiderado, no estaba pendiente de ella como ella lo estaba de él, y pensó que probablemente su relación amorosa duraría poco, ella necesitaba más. Cuando 'B' escuchó la voz de 'A', fría y distante, se sintió confuso, no comprendió las razones de esa especie de enfado que la invadía, colgó el teléfono sintiéndose culpable sin saber muy bien por qué.
Si puediésemos sincronizar nuestras repentinas ansiedades y necesidades con la persona amada las cosas serían diferentes, evitaríamos muchas confusiones y desencuentros emocionales, lástima..

sábado, 3 de abril de 2010

Sola.


Sola a su edad, no comprendía las razones, era una mujer atractiva y con cierta cultura ¿Por qué se encontraba sola? A veces lo prefería, no podía negarlo, la soledad no presenta batallas, es tranquila, aunque va chupando tu energía día tras día hasta dejarte seca. Horas muertas, la tele y eventualmente un libro como única compañía, joder, si continuaba así moriría sola como un zapato viejo. Recordó aquella película de la camarera, si, 'Frankie y Johnny', la soledad los unió pero de una forma algo patética, se identificaba perfectamente con la protagonista, así era su vida, así de triste, así de gris. Qué fácil resulta resignarse al destino, en cuestión de horas y por omisión de acciones, vas tejiendo un presente abúlico y triste. En definitiva no es más que eso: tomar decisiones, buenas o malas pero tomarlas, lamentablemente hay gente que no consigue hacerlo nunca..

jueves, 1 de abril de 2010

Agua salada


Buscó oteando el horizonte. Intentaba dejar atrás su enorme cantidad de sentimientos vividos, digeridos y superados. Ya basta, pensó, no quiero experimentar más sentimientos, los conozco todos, me planto aquí. Decidió cambiar de vida, la suya se encontraba muy usada, exprimida al máximo. Necesitaba mar, arena bajo sus pies, agua fría y salada, viento marítimo, sol, gente alegre, y bien dispuesta. Se compraría un chiringuito en la playa y lo atendería él mismo si fuese necesario, no necesitaba más que eso. Recibiría la calma con los brazos abiertos. Cuando la inevitable inquietud volviese a llamar a su puerta, haría un recuento de sus mejores recuerdos y así llegaría al final de sus días; aplicando la dinámica perfectamente aprendida a lo largo de  su vida, para crear días recordables.

lunes, 29 de marzo de 2010

Te creo


- ¿Has pensado en mi?
- Todo el día.
- ¿Por qué?
- Porque te echaba de menos.
- ¿Cuánto?
- Mucho.
- ¿Necesitabas verme?
- Sí.
- ¿Olerme?
- Sí.
- ¿Tocarme?
- Sí.

Había una vez, hubo una vez, aquella vez, todas las veces que componen mis recuerdos alegres, penosos, apasionados. De pronto se hace la luz y comprendes, comprendes tanto que prefieres no hacerlo. ¿Palabras de amor? ¿Poesía? ¿Cariño expresado, callado, vivido?  Hoy no, hoy prefiero que hables con las manos, dime todo con las manos, el silencio es mejor, hoy me dice más.

- Te siento.
- Me alegro.
- Más de lo que esperaba.
- Yo también.
- ¿Me quieres?
- No, no te quiero, te amo.
- Te creo.

viernes, 19 de marzo de 2010

Así


Sonrió abrochándose el pantalón mientras su mirada se dirigía hacia la cama.  Desnuda y algo indiferente, echaba un vistazo rápido a una revista de modas, la satisfacción pintada en su rostro. No podía pedir más, la vida le regalaba aquellos momentos y se encontraba sumamente agradecido por ello. Pronunció su nombre con suavidad sólo para disfrutar de aquellos ojos claros fijos en los suyos. De pronto le regaló una enorme sonrisa cargada de amor, se asustó, casi pudo ver su alma ¿Qué haría con tanto amor? ¿Sería capaz de recibirlo todo? ¿De devolverlo? Temía no estar a la altura, sintió una extraña presión en el pecho, era increíble ser amado así, justo por eso sintió más temor, ella amaba de una forma demasiado clara y abierta, sospechaba que el daño sería devastador si no se entregaba con la misma intensidad. Cuando su brazo lo rodeó tirando de él con urgencia, decidió dejar de pensar y abandonarse al momento.

sábado, 6 de marzo de 2010

Hasta el final


- ¿Por qué me miras tanto?
- Porque eres hermosa.
- Ha sido genial.
- Genial es poco.
- No me apetece irme.
- No nos moveremos entonces.
- ¿Nos duchamos juntos?
- Claro, venga. ¿Tienes hambre?
- Un poco.
- Pediré que nos suban algo, debemos reponer fuerzas.
- Ok.
- Contigo nunca tengo suficiente.
- No exageres.
- No lo hago, siempre necesito más.
- Oye.
- Dime.
- Y si...
- Sí.
- Todavía no he dicho nada.
- No importa, la respuesta es sí, para ti todo, para ti lo que sea.
- ¿Tanto me quieres?
- Sí ¿Por qué me miras así?
- No pienso creerte.
- Debes hacerlo.
- Ni hablar, las caídas duelen.
- Conmigo caerás al lugar más bonito del mundo. No llores cariño, seré tuyo hasta el final.

viernes, 5 de marzo de 2010

No amas


- No te vayas.
- Me ahogo, lo siento.
- Pero..
- ¿Comprendes? Dime ¿Comprendes?
- Comprendo pero aún así, no te vayas.
- Es increíble que aún comprendiendo, me pidas que me quede.
- Comprendo pero no acepto.
- Pues no te queda alternativa, debes aceptarlo.
- ¿Y si no quiero?
- Si no quieres, todo es más complicado.
- Me da igual.
- No, si amas deseas la felicidad del otro.
- No, si amo lo quiero a mi lado, es mi felicidad.
- Si amas te resignas, dejas que el otro sea libre.
- Si amo, el otro se jode y se queda porque de lo contrario conseguirá matarme de un disgusto.
- No amas, sólo quieres poseer.
- Mi forma de amar es sentir que poseo.
- Tu forma de amar es una mierda.
- No, es la que vale.
- Si, es la que vale en esta sociedad de mierda, todos atrapados en absurdas realidades no deseadas.

domingo, 28 de febrero de 2010

¿Qué ves?



- Cierra los ojos ¿Qué ves?
- Un mar tranquilo.
- ¿Qué más?
- Un par de niños jugando.
- ¿Qué aspecto tienen?
- Son pelirrojos, siempre me han gustado los niños pelirrojos.
- Ya. ¿Ves algo más?
- Una casa bonita y rústica.
- Sigue, dime más, me encanta escucharte.
- Te veo, vienes hacia mi, te sientas a mi lado, coges un puñado de arena tibia y la extiendes lentamente desde mi cuello hasta mi pubis en una fina línea. Me miras y me dices que me amas. Espero con paciencia que tu boca se acerque a la mía. Vaya, tus ojos parecen más azules.
- Intentaré hacer tu sueño realidad, quiero ver lo mismo que tú.

jueves, 25 de febrero de 2010

Esta noche.


No me sale la voz, tu mirada corta mi respiración, mis manos tiemblan sin control, deja que apoye mi frente sobre tu pecho, me siento pequeña y frágil. Acabo de verlo con claridad. Si no eres tú no será nadie más, no volveré a intentarlo, ya no. Tu presencia me marea, me encamino hacia la cama con el alma encogida y el corazón abierto, quítame el miedo. Si me besas tal vez logres que se me olvide el temor, si me acaricias con esa intensidad tan tuya, tal vez logres que me implique de verdad hasta el fondo. Tal vez me abandone por fin y me atreva a disfrutarte con todas las letras. Es la noche perfecta porque, como dice la letra de aquella canción: esta noche..Moriría por vos.

lunes, 22 de febrero de 2010

Tus manos.


Como la seda, como la seda se deslizan tus manos, bajan con cuidado, recorren el camino trazado para ellas, despiertan instintos, provocan ansiedades, buscan, ofrecen, viven en mi. Soy de ellas, sucumbo a sus urgencias y exigencias. Las observo ir y venir en libertad, las amo, me derrito, las espero impaciente, obtienen lo mejor de mi. Ante ellas emergen mi gracia y esperanza, no dejes que me abandonen. Mantenlas conmigo y en mi, sin ellas dejo de ser yo.

domingo, 21 de febrero de 2010

Un bebé triste..


Me sorprendió, nunca había visto un bebé tan triste, debía tener siete u ocho meses y no apartaba la mirada de la cara de su padre que la sostenía con cuidado entre sus brazos mientras hablaba con su pareja, ubicada a su lado en el metro. Observé la adultez de su gesto, aquella niña se encontraba muy triste, sólo se limitaba a acariciar con un dedito el pecho de su padre, un pequeñísimo movimiento que me sugería una gran falta de interés por su entorno, como si estuviese en otro mundo. Sus cejas denotaban su desasosiego. Ni siquiera se dio la vuelta cuando comenzó la música, el bandoneón de aquel señor comenzó a sonar muy cerca de su cabecita. Cuando acabó eché unas monedas en su sombrero sin apartar la vista de la pequeña, estuve a punto de llorar, imposible que un bebé no tuviese el más mínimo interés por su entorno. Desde luego algo sucedía con aquella niña, pero no parecía estar enferma, se encontraba demasiado tranquila. Bajé del metro inquieta, los bebés son alegres, curiosos. Son esponjas con una única misión, aprender. ¿Por qué se me ocurrió pensar que la tristeza de aquella niña era asunto de todos? ¿Habremos llegado a un nivel de decadencia tal que ahora hasta los bebés nacen tristes? Quién sabe.

sábado, 13 de febrero de 2010

Más fuerte.



Más fuerte, más, ahógame con tu abrazo, aplástame, comprímeme y guárdame en tu bolsillo. llévame contigo, aquí no hay nada. No creo, no siento. Clava tus ojos en los míos ¿Qué ves amor? Lo sé, es continuidad, es fuerza, valor. Es nada podrá conmigo si realmente lo deseo, y lo deseo. Me será concedido (bendita fe), luego lo celebraremos juntos, tan juntos que casi no podremos respirar, tan juntos que tendrán que separarnos por la fuerza. No te soltaré, eres mío. Adorarás dormir entre mis brazos, te abandonarás a mis caricias y comprenderás por vez primera el verdadero significado de la palabra amor.

martes, 9 de febrero de 2010

El viento.


Tumbada sobre mi estómago me dediqué a relajarme. Los brazos en cruz, la cabeza de lado. Ajena, me abandoné en brazos de la indiferencia, todo me daba igual. Recordé, mientras caía en un placentero sopor, la imagen de aquel señor tocando el saxo en el metro, lo hacía muy bien, tanto que me detuve a escucharlo con interés, nos sonreímos. Cada día una sorpresa. Un sudor frío recorrió mi espina dorsal, me encontraba en un estado deplorable. Era infeliz y no tenía especiales motivos, suponía que sólo buscando la soledad encontraría cierta tranquilidad. Si conseguía el alivio mental, llegaría el alivio físico. Me dediqué a recordar, visualicé la cara de mi madre, qué hermosa era, pelirroja con rasgos muy finos. Vi la cara de mi padre, escuché su voz, siempre regañándome con cariño y acento italiano. ¿Adónde se han ido todos? ¿Por qué me han dejado sola en este apestoso mundo? La ropa me molestaba, fuera con ella. Así, desnuda, vulnerable, así era como debía presentarme a las puertas de la vida. No me apetecía encontrar nada que me reconfortase, para qué, coño, si luego volvería a caer en mi eterno estado de 'todo me resbala'. Si al menos bebiera, una buena borrachera era lo que necesitaba. Pero no, no bebía, no fumaba, mi necesidad de independencia era total. De pronto pensé en el viento. Sí, dejaría que el viento me arrastrase a su antojo, tal vez lograra depositarme en un lugar en el que me sientiese cómoda por fin. Mi lugar, aquel al que pertenecía pero no lograba encontrar, aquel al que llegaría sin más. Alguien me recibiría con una sonrisa, me cogería de la mano y me llevaría hacia la paz.

viernes, 5 de febrero de 2010

Algo


De pronto sucede algo y las cosas cambian, pero no cambian en el momento, los cambios son sutiles aunque firmes, día a día van afianzándose, van encontrando su lugar para instalarse en tu rutina. No le habías dado demasiada importancia y sin embargo fue modificando tu vida poco a poco pero inexorablemente. Entonces te das cuenta de su importancia. Y resulta que era lo que habías estado esperando durante años. Algo que, con el tiempo, podría ayudarte a emprender los pasos que soñabas dar pero no te atrevías. Algo que, casi por milagro aparece delante de ti cuando ya habías perdido toda esperanza de alcanzar el sueño que tanto buscabas; entonces te aferras a ese algo, no lo sueltas. Pero te aferras con temor porque ya antes te habías aferrado a otros algos y la caída dolió. Ahora te aferras con prudencia pero te aferras, quién sabe, tal vez este sea el algo definitivo, el que te proporcionará por fin lo que tanto anhelabas. Y apelo a la fe, a la famosa esperanza, esa palabrita tan utilizada. Pero no pido, no rezo. Porque las cosas no llegan porque las pidas o eleves plegarias al señor, no. Las cosas llegan gracias al esfuerzo; esfuerzo que ya casi no hacía porque la esperanza era poca y pensaba que no merecía la pena: Ahora las cosas han cambiado. Tal vez vuelva a tener ganas de esforzarme, quién sabe. Por si acaso dejaré un pequeña, pequeñísima rendija para que entre la esperanza.