domingo, 26 de septiembre de 2010

Pereza


Volvió a sentir aquel zumbido persistente en los oídos, nunca lo comentó con nadie ¿Para qué? Probablemente nadie le creería. Intuía el momento exacto en el que él pensaba en ella, sus oídos no fallaban, entonces corría hacia el teléfono para llamarlo y lo confirmaba. Lo vería en una hora, llovía, se vistió deprisa y salió a la calle segura de sí misma. No utilizaba perfumes, nunca llamaron su atención, necesitaba su olfato para oler otras cosas, la vida rebosaba olores. Consiguió mirarlo a los ojos a través de la bruma, se acercaba a paso firme y con una sonrisa ¿Lograría decirle hoy que lo amaba? Siempre se echaba atrás, coño, no se decidía ¿Y si lo asustaba? Algunos hombres se asustan con tanta facilidad...Además, ella tampoco deseaba oírlo. Sólo necesitaba cariño ¿Para qué complicar las cosas? Bah, mejor no decir nada, se limitaría a mirarlo y a besarlo, a sonreírle, a vivirlo, con eso cubriría su necesidad de afecto mental y corporal, el tiempo se encargaría de continuar escribiendo el guión, ella se encontraba ya muy cansada de hacerlo, disfrutaría sin culpa de su pereza emocional.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Lágrima


¿Sabré sólo con mirarte si eres sincero? ¿Podré entregarte mi esencia, entera, para recibir lealtad y un alma limpia a cambio? Limpia, libre de todo prejuicio, sana. Si así fuera tal vez el mundo volvería a caerme simpático. Me dejaría querer y te acunaría entre mis brazos, observaría el eterno recorrido de esa lágrima de felicidad que se desliza por tu mejilla, para finalmente tomarla entre mis dedos y llevarla a mi boca, nos fundiríamos en un solo ser, maravilloso y fuerte, hasta el final de los tiempos.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Descubriendo



La ventana se encontraba abierta de par en par, la brisa acariciaba su cuerpo haciéndole cosquillas, una delicia. Procuró mantenerse inmóvil para facilitar su recorrido. Observó el exterior con el rabillo del ojo, un día espléndido. Así de espléndida deseaba que fuese su vida a partir de ahora, lo intentaría con todas sus fuerzas. Para eso debía pensar en lo realmente importante, demasiadas gilipolleces ocuparon su mente en el pasado, ya no. Recordó aquel día en particular en el que descubrió lo mejor de lo mejor, lo más increíble que puede existir en este mundo, lo único que hacía que su despertar fuese dulce y alegre, lo único que lograba que se levantase de un salto de la cama, lo que la hacía bailar y cantar de forma repentina y alocada, lo que le daba fuerzas cuando el cansancio la aplastaba. Desde que descubrió la sonrisa de su hijo, el mundo ya nunca volvió a ser el mismo.