sábado, 26 de febrero de 2011

Olvidarás

¿Quién nos acompaña en el dolor? ¿Quién en el silencio y las lágrimas? Nadie. Mejor ocultar el dolor, no tiene glamour, es cansino, trillado, aburrido. Si ha de doler que nadie se entere, si estalla tu pecho, que nadie lo note. Un nuevo día llegará, apagará las llamas, secará las lágrimas, te lanzará a la calle y...olvidarás.

jueves, 24 de febrero de 2011

Luz


Despertó bañada en sudor, sintió la soledad en los huesos, segundos de luz y comprensión infinita. Se dejó golpear por el temor. No deseaba aprender más, detestaba conocer la razón de los hechos, vivía mucho más felíz ignorándola pero esa facultad aparecía de pronto con los años sin permiso. Deseaba mantener conversaciones frívolas en la peluquería, intercambiar recetas con sus vecinas pero su talento, pesado como una mochila llena de ladrillos, se lo impedía. Se sentía incapaz de poner freno a su libertad, esa firme decisión llenaba de amargura a sus afectos del corazón. Nunca comprendería qué era lo que la vida esperaba de ella, ni la razón de su eterna rebeldía.

domingo, 20 de febrero de 2011

María

Dormía profundamente a su lado, su respiración acompasada la tranquilizaba. Había protagonizado la noche más extraña de su vida y ahora se sentía confusa. Volvían una y otra vez las imágenes: Erotismo en su punto máximo, temor, ternura, suavidad, entrega, gracia, intensidad como nunca antes, sumisión, exigencia, valentía, súplica, debilidad, sorpresa, ansias contenidas, deseos de escapar y lo contrario, piel y más piel, bañera perfumada y compartida, risas absurdas, hambre, miradas cómplices. ¿Amor? No. Sí. No. Sí. ¿Someterse a él? ¿Cambiar su esencia por completo? Podía levantarse y desaparecer, alejarse de aquella respiración pero no se atrevía, era demasiado bueno lo vivido y temía que no volviera a repetirse, asumió su cobardía. Volvió a admirar aquel cuerpo, disfrutó del temblor que recorría el suyo y susurró su nombre con absoluta entrega...María.

domingo, 13 de febrero de 2011

A solas


Creció rodeado de mentira, con el tiempo aprendió a reconocerla, era capaz de olerla cuando se aproximaba pero ya no lo asustaba, la consideraba un elemento más, una herramienta popular utlizada sin escrúpulos en todos los ámbitos. Pensó en todo lo que le hubiese gustado hacer. Comprobó que su pequeña y organizada vida era producto de su rebeldía, de su empeño algo infantil a veces, en evitar la utilización de la herramienta. Sonrió, finalmente comprendió la razón de su serenidad actual.