-¡¡Mamaaaá!!
Llanto mezclado con angustia, la combinación más alarmante. Bajo corriendo sin pensar, tropezándome. Desesperación en los segundos de ignorancia de los hechos.
- Me he caído, me di en la cabeza con el sofá, dice llorando.
A ver. No, no, cuanta sangre. Intento ser valiente. Cojo una toalla pequeña, la empapo con agua y la aplico en la herida, apretando. Intento coger los abrigos pero ya visualizo los puntos negros en el aire. Intento pero sé que no voy a lograrlo. Me arrastro hasta el teléfono, necesito ayuda.
- Quédate ahí cariño, aprieta la toalla, mamá va a tumbarse a descansar un momento. No llores, no es nada. (No llego al teléfono, me arrastro. Lo cojo y marco el número).
- Ven pronto, el niño se ha caído, hay mucha sangre. Estoy perdiendo el conocimiento.
- ¡Estoy lejos! No llegaré antes de 20 min.
El teléfono cae de mis manos. Tras un par de minutos llaman furiosamente a la puerta. Me encuentro en el suelo sudando, con el niño a mi lado llorando. No puedo moverme.
- ¡Abre! soy J., me han llamado diciendo que tienes problemas.
- No puedo moverme.
-¡Rompo la persiana y la ventana!
- Espera.
Me arrastro, subo la persiana, abro la ventana. El vecino consigue entrar y se lleva al niño a urgencias. Me quedo sola a merced de mis síntomas que ya vienen. Primero el hormigueo, segundo la parálisis facial que luego va bajando al resto del cuerpo. Miedo. Pánico. Las manos y los pies se deforman agarrotándose. No siento mi cuerpo en absoluto de cuello para abajo, de ésta no salgo. Me encuentra en ese estado al entrar corriendo. veo su rostro palidecer de miedo. Corre a por una bolsa para colocarla sobre mi nariz y boca.
- Respira.
- No puedo.
- ¡Respira, coño!
- Mejor obedezco. Aspiro como puedo mi propio aire, poco a poco comienzo a sentir un violento hormigueo en todo el cuerpo. Una pequeña esperanza, no es una parálisis permanente, no es un infarto, no moriré. Es un puñetero ataque de ansiedad provocado por mi estúpida y jodida fobia a la sangre. Tres puntos en la cabeza del niño y un potente tranquilizante para mi acaban con la pesadilla. Aunque siempre llevaré en la mochila de las frustraciones la certeza de ser una madre que no es capaz de ayudar a su hijo en circunstancias como éstas.
47 comentarios:
Ains, qué agobio, niña.....La verdad que la visión de la sangre no es muy agradable...
me encanta leerte siempre.. esa fluidez en tus letras me amarran por leerte siempre,
excelentes
saludos fraternos
un abrazo
besos
Muy bello. Y en primera persona y en presenta lo siento uno más vívido.
El problema de ser padre (o madre). Siempre tienes que tener fuerzas, debes comportarte casi como un superhéroe, no debes flaquear y ser siempre un gran ejemplo cuando no somos más que un simple ser humano.
Un abrazo, Andrea.
Tienes una facilidad asombrosa para retratar momentos cotidianos.
No te preocupes, seguro que tu hijo, se sentirá orgulloso de tener una madre como tú.
Un abrazo.
Qué quieres que te diga, siempre me dejas de piedra con la crudeza de tus relatos, como si los viviera yo mismo. Qué barbaridad!, vaya manera de escribir!.
Un saludo.
¡Qué angustia, y qué bien contada!
Saludos
Saber contarlo ya es empezar a vencer la fobia, creo...
Se lo que pudiste haber sentido. Y jamás se olvidan ciertos momentos...
Pero animate! que ya pasó. El relato es una efectiva manera de soltar penas, no es verdad? K
¿Una psicóloga por allí? jeje
Beso guapa
No sé si esas fobias se puedan vencer pero sí estoy seguro que ahora que publiques lo que escribas podrás pagarte los cuidados para todos, incluso el tiempo para que sigas sumida en la litaratura. Eso será bueno para ti, tu familia y para nosotros que seguiremos leyéndote Andrea.
Mi abrazote enorme.
Querida Andrea, qué bien has descrito un ataque de ansiedad. Los he sufrido en múltiples ocasiones a raiz de una racha muy larga y muy dolorosa de enfermedades y muertes que me tocó vivir. Y lo peor es que los que te rodean, no saben por lo que estás pasando. Yo ni siquiera sabía lo que era hasta que experimenté el primero. Y es lo peor. Entiendo la impotencia y el sufrimiento que te produce no poder atender a tu hijo cuando más lo necesita, pero no te preocupes, igual que vinieron se irán. Cuando resuelvas el problema que los causó, se marcharán por sí mismos. Afortunadamente en estos momentos me considero curada. También hay técnicas de relajación que te pueden ayudar(la misma respiración en la bolsa de la que hablas en el texto) Me has puesto la piel de gallina, me ha parecido sentir el ataque contigo. Un abrazo enorme.
Es realmente increible la forma tan alarmante que tienes de amarrarnos a tus letras, y de sentir y vivir el instante preciso que estás contando con cada palabra. Siempre queda algo en el tintero, algo bueno o algo malo que nos pasó y nos marcó de por vida. Pero siempre hay que dejar los problemas atrás y sobre ponerse a todo. Ser fuerte, tarde o temprano saldrás airosa de todos tus errores cometidos. Besitos Andrea, buen dia.
Hay quien se agarra al dicho de que no hay escuela para padres.
Yo digo que, si la hubiera, una vez aleccionados decidiríamos no ser padres en la vida.
¿Ves como te leo?
Un besazo, mi monitora...
Es un problema, la verdad.., pero tiene facil solución, lo que más te asusta es el rojo chillón.., prueba cuando suceda algo asi a ponerte gafas de sol..
A un amigo mío le funciona..Por probar..
Un abrazo.
Me quedo con el link de tu precioso blog querida Andrea, compañera de Fb y versos
... yo no tengo hijos .... pero tengo el mismo problema con la sangre .... no tan intenso, pero puedo llegar a desmayar .... o sea ....no pude ser médico o enfermero ... me tuve que dedicar a otras profesiones .... jejejeje
besos rubia!
Quien si no una madre, solo desfallece cuando pone a su hijo a salvo... acaso no fue lo que hiciste?
Un abrazo.
Si Menda, la visión de la sangre siempre me ha producido este efecto, por desgracia. Un besito.
Muchas gracias Adolfo, un abrazo fuerte.
Si Alejandro, no somos más que simples seres humanos pero debemos demostrar frente a ellos que somos casi invencibles, cómo cuesta verdad? Un beso.
Gracias caracola, espero que asi sea. Un abrazo fuerte.
Jaja Dean, me encantan tus elogios!, me alegran el día. Un beso y abrazo, te mereces las dos cosas.
Gracias jose, un beso para ti también.
Futur, a esta altura no creo que pueda vencerla, llevo años con ella, me conformo con mantenerla a raya tomando mas precauciones de las normales, pero lo intento. Un beso grande.
Anónimo K, se que sabes lo que se siente, hemos vivido situaciones algo similares, si, las cosas pasan, aprendes de ellas. Escibirlas hace que me sienta mejor, es verdad. Un beso grande k, gracias por el comentario.
jaja Mariana! Una no, cinco!! No creas que no he visitado unos cuantos para intentar superarla pero no es tan fácil, serían años de terapia. Quizá algún día me decida. Un beso grande para ti!!
Uf Walter, si hasta me han entrado ganas de darte un achuchón! Te libras porque estás lejos que si no..jaja Confórmate con un gran beso y abrazo virtual. Te leo.
gracias cristal, me alegra que me entiendas, yo tampoco sabía porqué aparecían pero me han explicado que, en mi caso, justamente esa impotencia de no poder atender al niño era lo que los causaba, la desesperación de verlo sufrir y no poder actuar. El bloqueo total ante la visión de la sangre. En fin, por suerte ya casi no aparecen. Un beso enorme cristal, gracias por tus palabras.
Francisco Javier te mando un gran beso también por tus palabras, me hace ilusión saber que lo que escribo llega con fuerza a los que me leen. Un beso y.. te sigo.
Un besazo Tito! Te echaba de menos..
Hola Amaya! vaya, no había escuchado nunca esa técnica, la tendré en cuenta, siempre llevo conmigo gafas oscuras. Gracias por la idea y por el comentario, bienvenida, me alegra mucho que te quedes por aquí. Nos leemos.
Ya Leo, los que tenemos este problema mejor huimos de esas profesiones verdad? je. Un beso grande!
Si Sobek, visto asi, es verdad, sólo desfallecí y sucumbí completamente a los síntomas, cuando vi que el niño se encontraba atendido. Será el instinto verdad? Un beso fuerte y gracias por ayudarme a descubrir ciertas realidades que a veces paso por alto.
Decididamente....SI, me gusta leerte.
Un besote
Arrrrg!!la traición del inconsciente consciente!!
Saludos de la chica.
Un beso rojo .... pero con la sangre en las venas ....jejejeje
Muy buen post, Andrea, me encanto como lo contaste!
Te quedo muy bien
Vaya tensión, para una madre tiene que ser muy duro no poder estar al cien por cien para ayudar a su propio hijo
Besos
una madre siempre piensa que puede dar mas y mas,y todo os parece poco,chapo,por tu texto,por tus palabras tan cercanas...
un abrazo
Si Isabel, el inconsciente no perdona. Un beso!!
Kama no!! odio el rojo jaja un beso!!
Muchas gracias Carla, un besito.
Luz de Gas, tienes razón, lo más duro por lo que puede pasar una madre. Un beso, te sigo.
Un abrazo Paco, gracias..
Aissss Andrea!!!! Ayer me llamaron del cole: -no pasa nada (el corazón en la garganta), el niño está bien, pero se ha dado un golpe muy fuerte en la cabeza (el corazón en el cerebro, bloqueo total) Estoy lejos, tardo por lo menos media hora!!!! Al cuarto de hora estaba allí, no había sangre (peor aún): urgencias, pruebas... 24 horas después: El niño está perfecto y yo hecha un asco!!!!
Besos
ay amiga...sea lo que sea, y como sea... me tienes al hilo con tus historias...
Simplemente, fantástica!!
besitos y buen finde...
Ali
Fuiste capaz de llegar al teléfono....Quédate con eso!!!!
Un abrazo
Andrea... vaya que conozco los ataques de ansiedad... aunque los míos fueron causadoso por un medicamento, pero son igual de terribles, entiendo perfectamente a esa madre, la angustia tan tremenda de sentirse incapaz de ayudar a su hijo...
Mw atrapas con tu escritura chica, me fascinas...
Te dejo otro beso,
Publicar un comentario