Recordé su sonrisa y decidí llamarlo, llevaba una semana en México y la soledad atacaba sin piedad, sobre todo por las noches. El trabajo, motivo de mi viaje, me llenaba durante el día pero me apetecía conocer la ciudad. Era la primera vez que la visitaba y sola no me hacía mucha gracia, así que no lo dudé.
Se alegró mucho al escucharme y quedamos para el día siguiente. Nos encontramos bajo un sol radiante. Caminamos sin rumbo, hablando y riendo, admirando las pequeñas y grandes cosas de la ciudad. Sentí la misma sensación de tranquilidad que en el avión, todo fluía fácil, con naturalidad. Entramos en una cafetería cansados y sedientos, tras andar durante dos horas sin parar. Nos sentamos en unos reservados uno junto al otro. Mientras bebíamos nuestras gaseosas se dedicó a mirarme fijamente.
- Qué.
- Nada.
- Por qué me miras así.
- Pensaba.
- Cuéntame.
- Pensaba que me gustaría mucho tener sexo contigo.
- Joder.
- Espera, no te asustes. No ha sido mi intención ofenderte.
- No me asusto. Me gusta que la gente exprese lo que siente. Me has pillado por sorpresa, eso es todo.
Su mirada era letal. Una mano en la barbilla, observando cada detalle de mi rostro. ¿Y qué hago yo con esta mirada? ¿Cómo la suelto? ¿Cómo evitarla? ¿Y qué hay de las ganas? ¿De las tuyas que alimentan las mías? Me dices con los ojos que sería casi un regalo de la vida pasar unas horas juntos. Me dices que no te atreves porque piensas que eres demasiado mayor para mi. Que no estarás a la altura. Que deseas pero temes. Que ansías pero retrocedes. Cuánto transmiten tus ojos. Mi mano sobre la tuya, me dejo llevar.
- Vamos, dije.
Un relámpago de luz atravesó su mirada, pero vaciló.
- ¿Estás segura?
- Claro que no, nunca estoy segura de nada, no estoy pensando. Pensar en estos momentos sería casi un sacrilegio.
Imagen: Constanza Felippelli http://www.flickr.com/photos/coni22/
19 comentarios:
... inseguramente segura, o viceversa .... un beso grande andrea carolina .... leo
Eso.
Que mande la pasión de vez en cuando.
Y que la razón nos deje respirar.
Besos.
Woooooowwwww!!!!!! Me ha encantado. Estoy por coger un avión hacia México...
Besos.
Pensar en esos momentos, es casi transgresión...........Ayyy, cómo me gusta leerte........
Me gusta la naturalidad de tu prota.
Me gusta que se atreva a algo de lo que no esta segura (pero tampoco que no hacerlo sea lo mejor).
Y creo que lee muy bien en los ojos.
Hay cosas que es mejor dejar que fluyan.
Una gran historia, escribes muy bien Andrea.
Es que una mirada puede decir mucho, eh, Andrea.
Un fuerte abrazo.
Sigue por ahí Andrea. En esos momentos, nada de pensar, sólo de sentir y..... fluir.
Un beso
Brutal!
Me ha levantado como a DIAVOLO ...
pero prefiero las avionetas ...
Feliz finde!
Besos!
;))
La vida es breve y el tiempo escaso, al fin y al cabo ¿qué se puede perder?.
Me gusta esa osadía sin control, pase lo que pase será motivo para recordar el viaje.
Sigo expectante, promete esta señorita en Méjico.
Un beso manita, Who.
Que bueno que continuaras con México. Por lo que veo puede tener una continuación. Bien.
Llegados a una edad los prolegomenos están de más, ¿no? jeje. Directo y decidido. ¿Terminará bien? Veremos
Saludos
Quiero decirles a todos... que yo era ese señor del avión.
JAJAJAJAJAJAJAJAJA
No es cierto Andreita es solo una broma.
Me encantan tus historias y me gusta más ahora que escribes de mi país. Yo no he ido a Argentina pero seguro un día escribiré algo con Madrid de fondo.
¡Un beso grande!
hay miradas que son asi
y se clavan y se te quedan
buen escrito
besos
Me ha cautivado la historia, vengo de otro blog (Jorge y el Hope).
Me encantan esos encuentros y como los narras.
Te sigo, besos
Yo he cometido sacrilegios muchas veces. Pero estoy aprendiendo.
Un saludo.
Casi esperaba algo así, ese final casi presentido desde el avión.
Me ha gustado, como siempre.
Besos
Hola Andrea, tiempo de no venir por tu rincón, me ha encantado tu diálogo como siempre. También tengo que pedirte disculpas, porque me he ido de Facebook, y no te avisé.
En mi otro blog estoy de descanso, por algo desagradable que me aconteció, además es bueno hacer una parada, no sé si volveré a publicar, ni idea, estoy en este otro blog, donde pongo poemas de los Grandes Poetas, contesto a los comentarios, y estoy agusto.
Soy María Teresa Alejandra Francesca, para abreviar, Maite.
un fuerte abrazo
Maite
miau!
Me quedo con ese último pensamiento: "Nunca estoy segura de nada, además pensar en esos momentos sería casi un sacrilegio..."
Ahora voy a ver cómo acaba de verdad, aunque este sería un final perfecto.
Besitos.
Impresionante, Andrea
sí así de natural deberían de ser as cosas entre dos personas que se atraen. Así con esa naturalidad y verdad no hay ofensa.
mil besos
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