viernes, 10 de agosto de 2012

Melones

Confirmó que enterrar a un vivo resultaba infinitamente más difícil que enterrar a un muerto. El vivo continuaba respirando, tenía el morro de vivir sin ella. Luego pensó que si se abandonaba a su propio cansancio podría seguir aplicando a su vida aquel refrán tan divertido, le encantaba: 'Andando el carro se acomodan los melones.' No era capaz de comprender las razones pero sus melones nunca acababan de acomodarse.

2 comentarios:

Ramón María dijo...

(risas) perdón, perdón Andrea.

Un beso

Andrea dijo...

No te disculpes, me río contigo :))