domingo, 28 de noviembre de 2010

Prometo



- Espera, no me mires.
- ¿Por qué?
- No lo sé, me siento insegura.
- No temas.
- Temo a tu mirada.
- Mi mirada hablará más que yo.
- Por eso temo, tendré que enfrentarme a la verdad, tu mirada no sabe mentir.
- Siempre será buena.
- Si es buena, esa verdad será mi perdición, tal vez prefiera que sea mala.
- Si fuese mala este encuentro no tendría mayor sentido. Sabías que sería buena, por eso estamos aquí.
- Lo sé, pero ahora temo. Te veo, te huelo y te toco, no sé si seré capaz de digerir tanto sentimiento.
- Seremos capaces, ya lo verás.
- ¿Lo prometes?
- Prometo que seremos capaces. Prometo que disfrutaremos de un amor sincero. Cuidaré tu entrega con el corazón y tu cuerpo con mis labios. Prometo que nadie te hará daño y prometo ser feliz mientras te hago feliz. No llores.
- No puedo evitarlo, una respuesta tan maravillosa merece lágrimas y cientos de caricias.

5 comentarios:

alma dijo...

Ufff! Andrea.
Cuatro veces lo he leído y sí que me resbalan lagrimillas... Me ha llegado...

Un beso enorme.

Anónimo dijo...

Como para no llorar con esa respuesta.

Dean dijo...

Esa respuesta es la esperada siempre, aunque al final no se cumplan las promesas.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Por mais que mudem os tempos, continuamos nos emocionando com histórias românticas. Lindo, muito lindo o post!

Andres dijo...

muy bello