Comprenderlo todo era agotador, necesitaba DEScomprender porque ese todo era un total despropósito. Acciones ejecutadas desde una razón alterada por exceso de vivencias. Imágenes y sensaciones pasadas iban tras él. Las de hoy eran válidas pero mientras las pasadas conservasen su frescura no dejarían de perseguirlo. Se superponían. Todo resultaba más confuso de lo habitual. No supo definir el lugar exacto en el que se situaba como hombre. La apartó de su vida enfadado, incapaz de hacer otra cosa. En ese instante ella supo que sólo el tiempo podía poner las cosas en su sitio. No hubo despedida, se alejó de su vida consciente por fin de todo aquello que nunca deseó ver pero que ahora se manifestaba sin piedad ante sus femeninos ojos. La sensación de desamparo se convirtió entonces para él en una compañía casi absoluta. La soportaría, existían peores castigos. Ella nunca sabría que necesitó modificar con urgencia su historia de vida para alejarla de su inverosímil tendencia a hacer daño, su falta de valores era algo ya asumido y no tenía intenciones de cambiar. Enorme, brillante prueba de amor. Quizás algún día, en la armonía de una nueva vida compartida con alguien menos afectado por pasadas heridas, fuese capaz de interpretar el verdadero e íntimo significado de sus actos. Albergar inútiles esperanzas continuaba siendo una costumbre poco saludable pero ella bien merecía ese pequeño esfuerzo.
domingo, 26 de agosto de 2012
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1 comentario:
una noche larga
precede al luminoso día.
Cariños, amiga!
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