domingo, 28 de noviembre de 2010

Prometo



- Espera, no me mires.
- ¿Por qué?
- No lo sé, me siento insegura.
- No temas.
- Temo a tu mirada.
- Mi mirada hablará más que yo.
- Por eso temo, tendré que enfrentarme a la verdad, tu mirada no sabe mentir.
- Siempre será buena.
- Si es buena, esa verdad será mi perdición, tal vez prefiera que sea mala.
- Si fuese mala este encuentro no tendría mayor sentido. Sabías que sería buena, por eso estamos aquí.
- Lo sé, pero ahora temo. Te veo, te huelo y te toco, no sé si seré capaz de digerir tanto sentimiento.
- Seremos capaces, ya lo verás.
- ¿Lo prometes?
- Prometo que seremos capaces. Prometo que disfrutaremos de un amor sincero. Cuidaré tu entrega con el corazón y tu cuerpo con mis labios. Prometo que nadie te hará daño y prometo ser feliz mientras te hago feliz. No llores.
- No puedo evitarlo, una respuesta tan maravillosa merece lágrimas y cientos de caricias.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Momento


Había una vez un señor que esperaba y esperaba, su espera era tranquila, no desesperaba, sabía que su momento llegaría, no lo dudaba. Llevaba preparándose mucho tiempo. Cuando finalmente llegó no se sorprendió, recibió su momento con los brazos abiertos y serenos, deseaba disfrutarlo sin prisas, sin alborotos. Su momento tenía nombre, un dulce nombre femenino que adoraba pronunciar. Su momento tenía cuerpo, un erótico cuerpo femenino que adoraba recorrer. Su momento tenía vida, un extraño pasado que deseaba con el alma conocer. No dejaría que su momento se marchase, se esmeraría, y así fue, permaneció para siempre junto a él y su vida por fin tuvo sentido.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Curioso el camino


Curioso el camino, sueños y ansias me elevan, adoro mi desatino, seguiré tu estela aunque me pierda. Tus brazos me esperan ¿Echarme atrás? Ni pensarlo puedo, ni soñarlo, considerarlo jamás. El universo se empeña en separarnos, qué mas da. Tú en mi, en mi, como siempre, haz de mi cuerpo una fuente y habrá recompensa. Minutos, horas intensas, valen una vida entera. No más horas vacías. Llénalas amor, llénalas ahora, es pecado esperar, mañana será otra vida, no vivirás en mi, como hoy, sin control y sin medida.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Gustos


No necesitaba nada, joder, lo único que verdaderamente ansiaba era que la dejasen en paz, ella sonreía con pequeñas cosas, su mirada podía perderse durante horas atrapada en una uña o en la mancha de un cristal. Lamentablemente el tiempo era el mayor de los tiranos y no permitía que disfrutase a sus anchas de las pequeñas y extrañas cosas con las que solía entretenerse. Por la tarde intentaría esfumarse de su casa. Su madre parecía empeñada en hablar sobre el amor. No deseaba entenderlo, ni recibirlo, ni padecerlo, ni practicarlo. Hacía tiempo que había descubierto que era asexuada. No sentía atracción por los hombres ni por las mujeres, el tema la aburría enormemente, además sonaba cursi y trillado hasta el cansancio. Sentada junto a las vías del tren, reflexionaba observando un par de hormigas con su carga.



- ¿Cómo te llamas?
- Coño, me has asustado.
- Perdona.
- ¿Qué quieres?
- Hablar.
- ¿Sobre qué?
- Bueno, no lo sé.
- Vuelve cuando lo sepas.
- Podría decirte que eres borde y antipática pero no lo haré.
- Vaya, qué considerado.
- Te han besado alguna vez?
- No.
- ¿Te gustaría aprender?
- No.
- ¿Estás segura?
- No.
- ¿Puedo?
- No.
- Si me acerco lentamente verás que no tienes nada que temer, sólo debes relajarte y dejarme hacer a mi.
- ¿Sentiré asco?
- No lo creo.
- Vale.

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-¿Te ha gustado?
- Sí
- ¿Repetimos?
- Sí.

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- ¡Mamá!
- Dime hija.
- Apúntalo, por el momento me gustan los hombres.