jueves, 30 de junio de 2011

Alarma

Mantuvo los ojos firmemente cerrrados, no dejaría que su fantasía escapase, era demasiado buena. Dos hermosos hombres la esperaban, se entregaba a ellos sin más. Se detuvo en los detalles, no se miraban entre sí, la observaban a ella. La espera se hizo insoportable, piel y más piel rebosando ansias. Acercaban sus manos a su cuerpo para rozarla y retirarlas sin tocarla apenas, un punto de crueldad que la enloqueció de deseo. Suplicó, increpó, ordenó, hasta que por fin cuatro lujuriosas manos la transportaron a otro mundo. Permaneció allí hasta que la absurda alarma del móvil le recordó su cita con el pediatra.

jueves, 23 de junio de 2011

Espejismo

Condenada a desear eternamente, imaginó otra vida. Durante una maravillosa hora fue inmensamente feliz en ella. La dosis de felicidad fortaleció su cuerpo y su alma. Volvió a sonreír adorando su espejismo.

Milagros

Entre millones, él, el único que logró llegar. Increíblemente existía una persona para ella. Los milagros ocurrían a veces. Hoy podía decir, feliz, que había encontrado una aguja en un pajar.

jueves, 16 de junio de 2011

Más allá

Y qué si cantaba, qué, si saltaba. Qué, si hablaba de sus más íntimos delirios. Esos que nadie más sabía juzgar. Los que iban más allá, cruzando las fronteras de lo comprensible. Lo disfrutaba. Observó las frutas deslizarse, volaban frente a sus ojos. Nadie le creyó. ¿Y qué?

viernes, 10 de junio de 2011

¿Presente?

Los recuerdos, se alimentaba de ellos, eran su motor. Un presente que no era presente lo rodeaba, se deslizaba a través de él sin notarlo apenas. Su presente era su pasado, en su pasado era feliz y nadie lo movería de allí. Que el presente se fuera a la mierda.

martes, 7 de junio de 2011

Sudores

La engañaba, nunca fue capaz de demostrar lo que verdaderamente sentía, temía que conociese su lado más sensible. ¿Para qué? Ese lado mejor dejarlo para los débiles, los frágiles. El sentimiento que ella le inspiraba era casi un tormento, lo desgarraba por dentro. Un día lo miró y dijo: 'Creo que necesitamos un respiro, no me siento amada.' Sus rodillas comenzaron a temblar, un sudor frío lo invadió, dejándolo al borde del desmayo. Nada de lo pudiera decir haría que ella comprendiese la verdadera magnitud de su amor. En un segundo tomó consciencia de los enormes errores cometidos y se dispuso a llevar su duelo, sintiendo el clavo ardiente del fracaso instalarse con fuerza en el centro de su pecho.