sábado, 20 de noviembre de 2010

Momento


Había una vez un señor que esperaba y esperaba, su espera era tranquila, no desesperaba, sabía que su momento llegaría, no lo dudaba. Llevaba preparándose mucho tiempo. Cuando finalmente llegó no se sorprendió, recibió su momento con los brazos abiertos y serenos, deseaba disfrutarlo sin prisas, sin alborotos. Su momento tenía nombre, un dulce nombre femenino que adoraba pronunciar. Su momento tenía cuerpo, un erótico cuerpo femenino que adoraba recorrer. Su momento tenía vida, un extraño pasado que deseaba con el alma conocer. No dejaría que su momento se marchase, se esmeraría, y así fue, permaneció para siempre junto a él y su vida por fin tuvo sentido.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Y el que espera, desespera, dicen.

Un abrazo, querida!!!!!

carmen jiménez dijo...

Cuando alguien me dice que está desesperado, que ya no espera nada, siempre le digo lo mismo: "Espera, no desesperes, quizá tu momento te esté aguardando." Nunca se sabe, pero es mucho mejor cuando alguien está seguro que su momento le espera. Nunca se sabe dónde, ni cuándo, ni cómo, ni qué. Tal vez al doblar una esquina, tal vez en un café, tal vez en una llamada equivocada, en un paseo solitario, en la cola de un cine o un teatro...Qué sé yo. Pero espera y esperanza se parecen.
Un beso.

Misk dijo...

Las esperas son demasiado aburridas, yo creo que es mejor embestirlas, para bien o para mal, pero así se sale de dudas.

Misk

aaaa dijo...

prefiero relegar la espera y disfrutar del encuentro. besos

Anónimo dijo...

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