Buscó oteando el horizonte. Intentaba dejar atrás su enorme cantidad de sentimientos vividos, digeridos y superados. Ya basta, pensó, no quiero experimentar más sentimientos, los conozco todos, me planto aquí. Decidió cambiar de vida, la suya se encontraba muy usada, exprimida al máximo. Necesitaba mar, arena bajo sus pies, agua fría y salada, viento marítimo, sol, gente alegre, y bien dispuesta. Se compraría un chiringuito en la playa y lo atendería él mismo si fuese necesario, no necesitaba más que eso. Recibiría la calma con los brazos abiertos. Cuando la inevitable inquietud volviese a llamar a su puerta, haría un recuento de sus mejores recuerdos y así llegaría al final de sus días; aplicando la dinámica perfectamente aprendida a lo largo de su vida, para crear días recordables.
jueves, 1 de abril de 2010
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7 comentarios:
la vida nos espera siempre detrás de cada día...aquí, allá...pero hay que ubicarse...todavía lo busco yo...besos.
Espero que aún me queden muchos días por vivir, pero ya estoy cerca del chiringuito, con la arena en mis pies y el oleaje del mar imperturbable.
Un saludo.
Algo así necesito yo, pero no un chiringuito en la playa, lleno de ruido pachanguero, con la barra manchada de cerveza, plagada de gordos burgueses.., más bien un puesto de peón forestal,con caracter indefinido en plena Sierra
Perdona mi franqueza, últimamente la saco a pasear más de la cuenta
Besos
Ay! aquí donde estoy no hay chiringuito y ni creo que los haya en verano, ´lo que hay es frío! y con lo poco que me gusta.
un beso
A veces podemos hacer esto. Cambiar el rumbo, para que la brisa y todo nos sepa diferente. El secreto de ser feliz, es precisamente, esto: procurar que cada día sea recordable, o al menos, el máximo de momentos. Debemos trabajar la emoción de nuestra vida. Yo, intento hacerlo.
Esto que has escrito de forma tan sencilla, es una lección de vida.
El cambio, siempre es necesario para encontrar incentivos. Emociones nuevas que nos hagan sentir vivos.
Un abrazo muy fuerte, y besos
Borrón y cuenta nueva, adiós al pasado masoquista y alienante y hola las ilusiones sencillas renovadas desde el viejo odre del pasado.
Me apunto a esta serenidad plena.
Un beso, Who.
Bonito texto, Andrea.
A veces es conveniente y necesario un cambio radical, pero ¿quién se atreve a dejar todo y comenzar de cero?
Un fuerte abrazo y besos.
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