Dejé de escribir hace tiempo. No podía. Me dolían las manos y los ojos cuando lo intentaba. Me dolía el cerebro. Me sentía seca. Pensé que merecía el recreo. Sencillamente transitar sin peso. Distraer a los sentidos. Aplacar las emociones.
Durante el largo intervalo me escuché poco. Lo hice porque así lo quise. Nunca hago nada sin pensarlo antes. No sé si vuelvo, pero al menos hoy, en este instante, tecleo.
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