Descubrió que sabía esperar, podía. Disfrutó de su satisfacción por los pasos sudados y conseguidos. Significaba que volvía a confiar en la gente, en la vida, en sí misma. Dejaría atrás las puñeteras desilusiones. Sería más auténtica que nunca dando rienda suelta a sus impulsos. Dueña de su destino por fin, toleraría lo tolerable y no lo contrario.
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4 comentarios:
Fuera! el lastre Andrea, buen micro.
Beso
Es cuestión de tener paciencia. Siempre se puede, sólo es cuestión de perder el miedo... y volar.
Un abrazo.
Eso me encanta. Y no excluye la bondad.
Un beso, guapisima escritora.
Como dijo Noray: SIEMPRE SE PUEDE!!!
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