Creció rodeado de mentira, con el tiempo aprendió a reconocerla, era capaz de olerla cuando se aproximaba pero ya no lo asustaba, la consideraba un elemento más, una herramienta popular utlizada sin escrúpulos en todos los ámbitos. Pensó en todo lo que le hubiese gustado hacer. Comprobó que su pequeña y organizada vida era producto de su rebeldía, de su empeño algo infantil a veces, en evitar la utilización de la herramienta. Sonrió, finalmente comprendió la razón de su serenidad actual.
domingo, 13 de febrero de 2011
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4 comentarios:
Gran post. No se puede esperar a leer los siguientes:)
Vuelvo a leerte después de algún tiempo!Como siempre,conreta, sin vueltas, simple y profunda a la vez.
Cariñós, Elizabeth.
un beso...
me gusta lo que escribis, seguire leyendote
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