Se dirigió a la nevera arrastrando los pies invadido por la más absoluta indiferencia. A su alrededor todo era mugre y desorden. Se preguntó cuantos kilos más sería capaz de engordar, ya ni siquiera podía follar. Recordó su último polvo y sonrió, imposible moverse así ahora. Su propio olor comenzaba a incomodarlo, seguiría sin ducharse el tiempo que le diera la gana, no había razón alguna para hacerlo y además le divertía observar la cara de la gente al acercarse, arrugaban la nariz y se apartaban. Cogió una cerveza y se tumbó pesadamente en la cama, recordó la frase de su hermana la semana anterior 'Estás deprimido'. Qué gilipollez, pensó, un tío con los huevos bien puestos no se deprime, y menos por la ausencia de una mujer. No necesitaba ninguna mujer, todas lloriqueaban y se quejaban por tonterías. Continuó tumbado unas cuantas horas más hasta que brotaron las lágrimas, de pronto lo supo, no llegaría ya ninguna mujer a su vida, moriría solo como un perro en su apestosa madriguera.
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4 comentarios:
y una mujer tampoco es garantía de felicidad, ni un hombre, me temo, pero allí en algún sitio ha de haber luz, quizá en ti :)
tanto me atrapa lo relatado como la mezcla de términos españoles con rioplatenses ... si, me gusta!
POBRE TIPO...
ESTÁ SOLO, Y POR LO QUE LEO, YA NO ESPERA NADA DE LA VIDA, TIENE RAZÓN LA HERMANA, ESTA DEPRIMIDO.
FIEL RETRATO DEL ABANDONO PERSONAL.
DEJO MI SALUDO PARA TI ANDREA.
FRANCISCO LANDÁZURY
Por encima de su estropicio, la ciudad es una jaula sin rejas y además elástica, te lanza hacia todos los extremos pero al final te deja clavado en el centro sin más patrimonio que tu propia vida.
En mis últimos tumbos en cada estación de amor siempre termino anclado en la cama de alguna mujer que llora por la ausencia de Francisco Landázury, un astuto jugador del ajedrez de la seducción que se le come las mejores fichas de amor a cualquier mujer que se le pare en frente. Sus aperturas sorpresivas y sus mates certeros son el sello de su calaña. Tiene la suerte de parecer un galán de Hollywood. Pero yo lo conozco por dentro, es un muñeco articulado y sonoro, ni siquiera sabe beber whiskey. Ante los ojos de la bohemia siempre será un mal truhán. El pobre diablo a escondidas es un mojón, es a la luz pública cuando simula un pavo real o una pantera, otro asunto ocurre en los predios de la soledad, llora tanto como sus mujeres laceradas. Después de él las mujeres quedan con el corazón desvencijado y rucio, el cuerpo se les desencaja como un mal ornamento del alma y prodigan unos besos azarosos que te asfixian en un santiamén. Esto lo descubrí en la quinta hembra que compartimos por casualidad y me juré que cada vez que volviera a hallar a una mujer con la mirada desahuciada de quien respira mal saldría corriendo sin mirar atrás.
anuar bolaños.
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