Se dedicó a recordar nítidamente aquellos meses, esos en los que su boca sabía a todo, en los que el tacto de su palma le transmitía mil voltios de placer, en los que todo se decía mejor sin palabras. Una etapa feliz en la que que no existieron mentiras ni verdades. Cuando comenzaron a expresarse con palabras descubrió otra realidad. Esa boca sabía besar maravillosamente, pero no dialogar, aquellos hermosos oídos no sabían escuchar, aquella preciosa cabeza que supuso llena de grandes y estupendas inquietudes no se correspondía con lo que había imaginado, todo era no, todo un error, evidentemente su olfato ya no era el mismo, su intuición le había fallado de la peor manera y ahora era tarde coño, se había enamorado.
jueves, 10 de junio de 2010
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10 comentarios:
El enamoramiento es una cosa y el amor otra muy diferente, parece que aquí es difícil que llegue el amor.
Un saludo.
A menudo nos enamoramos de legañas, como decía mi abuela.
Un beso, Who.
A veces pasa..nos enamoramos sin amor..que díficil.
Besos
Por algo dicen que el amor es ciego... si pasa, a veces se puede estar tan sumergidos en lo que aparenta ser amor... siendo totalmente concientes de que no lo es, no puede ser... pero ahí seguimos, sin poder evitarlo...
Un beso Andrea, me gustó mucho, como siempre tienes la virtud de involucrarme en tus historias...
Excelente, Andrea, buenisimo!
Una realidad que a muchos les toca la fibra. Mis aplausos!
Cuidate, un besote!
Siempre me doy una vuelta por tu blog, porque es un placer leer tus relatos, siempre llenos de angel...un beso de azpeitia
Y quién dice, Andrea, que eso no se cambia?
y quién dice; Andrea, que a eso no se puede adecuar?
Y quién, por último, ha de afirmar que ese es un final, cuando así son muchos comienzos?
Dime Andrea, si no es un estadío entre las brumas; si no es un pesar anterior a las sonrisas que deslumbran.
Escueto relato que dice mucho en pocas palabras Andrea, lo dices y casi lo sentimos, bien por nosotros, mal por ti (por ahora nada más). Un beso.
pues si, amiga,
esas cosas pasan,
y es un peñazo,
porque desenamorarse
no es un acto de voluntad...
cariños y suerte!
Algo así sentí la última vez. Me quedé con la sensación de haber intentado darlo todo a alguien que no.
Muy bonita entrada. Un saludo.
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