viernes, 14 de mayo de 2010

Impertinentes


¿Tus labios me echan de menos? ¿Buscan mi piel? ¿Todavía recuerdan mis formas? ¿Mi sabor? Creo que no, ellos ignoran ya mis lágrimas, mi oculta amargura, mi ansiedad por volver a tocarlos. Los recuerdo tan bien que casi puedo verlos frente a mi. Es entonces cuando decido apartarlos de mi memoria porque el dolor molesta, ahoga. Miro a un costado buscando otra imagen, algo bonito. Un hermoso jardín vecino aparece en mi campo visual, una gran mancha verde y una mesa blanca en el centro, una voz, una niña corriendo tras un balón. Distráeme vida, lléname de olores, visiones y sabores, necesito mantener ocultos aquellos labios en el fondo de mi memoria, que no salgan. Resulta que es posible engañar a la memoria, resulta que con un poco de práctica puedo obligarla a recordar sólo lo que deseo recordar, pero no del todo. A veces los muy impertinentes osan invadir mis sueños recorriéndome entera. Me obligan a sentir nuevamente toda su jodida dulzura y su avidez sin límites, despertándome llena de un amor que no soy capaz de entregar a nadie.

9 comentarios:

Urkatu dijo...

Wow!! mis labios no estan ignorando a nadie, sino todo lo contrario, estan anhelando...

Me gusta lo que escribes :-)

Mi más sincero saludo.

Pilar dijo...

Cuantas veces la memoria nos juega malas pasadas y nos hace recordar lo que queremos olvidar.

Hoy descubrí tu blog y me gustan las cosas que cuentas y el como las cuentas.

Besos.

Dean dijo...

Parecen unos labios prisioneros.
Un saludo.

Yo dijo...

Hay labios que extrañan como los míos, que se resisten a olvidar a pesar de que lo intento, pero ellos parece que tienen vida propia y se niegan a dejar de pensar en esos que un día les hacían sentir cosas maravillosas.

<muy bonita tu entrada Andrea, como siempre!

unm bsito

Fernando dijo...

aprende...el olvido no existe solo la resiganción...besos de primavera

ELILUC dijo...

Hay recuerdo que duelen! pero son parte de nuestras vidas...y eso indica que has vivido! que vives!
un abrazo

Lunska Nicori:BegoñaGTreviño dijo...

Qué labios tan perfilados en la memoria...esculpidos casi en piedra, ¿cómo borrar lo que el viento no puede llevarse?
Los recuerdos a veces son traicioneros como la vida. Buen relato, Andrea, buen relato, y su final super poético.
Un abrazo muy fuerte, de esta que es muy abrazona y besos, de esta que también es muy besucona.

Walter Portilla dijo...

Es la (jodida) magia del amor y del deseo, Andrea. Que te lleva por lugares recorridos que han sido marcados por derroteros en nuestra memoria. Y no hay más, es imposible no recordar lo que queremos realmente recordar. Es imposible no seguir las huellas del camino que tú sabes que te da felicidad.
Hay vallas, tú lo sabes, pero así como las hay, hay también más vida cuando es impulsada por esas ansias por asir el cabo de la cuerda tensa y atada al otro extremo por un destino que lo será si, aunque a veces se quiera romper, no la soltamos por nada del mundo.
Un abrazo enorme y mil besos Andrea.

Emilio dijo...

Te comprendo muy bien, amiga mía.
Un fuerte abrazo.