lunes, 28 de septiembre de 2009

Sin ganas

- Ven a la cama.
- Ya voy, me estoy poniendo el pijama.
- ¿Por qué no te cambias aquí?
- Si me cambio delante de ti te pones como loco, ya sabes, y hoy me duele la cabeza.
- ¿Otra vez?
- Cómo que otra vez, nunca me duele.
- Siempre te duele.
- Estás equivocado. HOY me duele. Necesito dormir.
- Yo no.
- Pues haz lo que quieras. Mira la tele.
- No puedo, sabes que sólo con mirarte me pongo como una moto.
- Pues no me mires.
- Qué graciosa.
- Vale, me pondré mi pijama anti-morbo, ya verás como se te quitan las ganas de todo.
- Da igual lo que te pongas, contigo siempre tengo ganas.
- Por favor, déjame dormir hoy.
- Vaale.

 En la cama:

- Qué haces.
- Nada.
- Has dicho que me dejarías dormir.
- Pues duerme.
- Así no puedo. Si te quitas de encima, tal vez, pesas un poco.
- Qué va.
- Joder, no me vaciles y déjame dormir.
- Vale.

Se da la vuelta. Tras un par de minutos:


- Qué ¿Ya te has dado por vencido?

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Cicatrices

- Le gustas.
- ¿En serio?¿Te lo ha dicho?
- Sí.
- Pues es un poco raro, muy grunge.
- Si, pero te encantará su coco, te conozco.
- Ya. Pero a veces resulta que no son lo que aparentan.
- Quiere llamarte para quedar.
- No sé, quería unos meses de tranquilidad después de lo de F.
- Pasa de la tranquilidad, tía.
- Sí, tienes razón, la tranquilidad me aburre a morir.
- ¿Le doy luz verde para que te llame?
- Espera ¿Lo conoces bien?
- Sí, es un tío genial, sabes que es actor. No hace más que preguntar por ti, dice que tienes cara de ángel.
- ¿Eso dice?
- Sí.
- Ya estoy enamorada. Dile que me llame.


-----------------------------------

Suena el telefonillo.

- Hola. Soy G ¿Bajas?
- Hola. No, mejor sube.

Llega al apartamento.

- Hola, siento recibirte así, en albornoz. Pasa, me gustaría hablar un momento contigo.
- Vale pero ¿Te encuentras bien?
- S, es sólo que, mientras me cambiaba se me ocurrió pensar que todo este rollo de salir para conocernos, ir a lugares atestados de gente´, (lo odio), intentando ser amables y correctos me agota. De pronto tuve ganas de recibirte así, en mi casa, en albornoz y sin maquillaje. Así soy yo. No tengo ganas de representar ningún papel. Si te apetece, pasa, preparo algo de comer, hablamos de lo que quieras y nos conocemos. ¿Que te parece?
- ¿Qué me parece? Una idea genial.
- Uf, qué bien.
- Ahora me gustas más.
- (sonrisa)
- No hagas eso, si sonríes así a todo el mundo, estás en peligro.
- (Más sonrisas) Te enseñaré algo. Mira, ésta es mi cicatriz más grande, 22 puntos, me caí esquiando y llevo dos tornillos quirúrgicos en la rodilla. Tengo la columna desviada unos pocos centímetros, casi no se nota pero si miras bien lo adviertes ¿Lo ves?
-Si, estás desnuda.
-Pues sí. ¿Te molesta? Nos estamos conociendo ¿No?
- Perfecto, me quito la ropa y te enseño las mías.
- Vale, traigo algo para beber mientras.
- Vale. Yo sólo tengo una pero es muy fea. Me mordió un perro cuando era pequeño.
- Ya veo, es grande y profunda.

Un momento de silencio.

- Ven, hermosa.

Fui con ganas, con ilusión. Me gustaron su cicatriz, su tranquilidad y su voz. Lo amé, y se quedó conmigo durante mucho tiempo.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Sin futuro

- Pasa.
- ¿Que sucede? He venido casi corriendo.
- Me encuentro fatal.
- Qué ha pasado.
- Ella lo sabe.
- ¿Lo sabe?
- Sí, y él tiene miedo.
- Pues...
- No podremos continuar.
- Sabías que esto podría ocurrir.
- Sí, siempre supe que él no daría un paso hacia este lado.
- ¿Entonces?
- Entonces toca sufrir, joderse. Toca resignarse a pesar del amor. Pero la vida es así, si juegas con fuego te quemas, no hay más.
- Sí, hay más.
- No, no hay más. Para que haya más tiene que haber huevos, y eso es lo que no hay.
- ¿De tu parte o de la suya?
- De la de ambos.
- Pero...
- Pero nada, no hay más, el miedo te paraliza cuando hay demasiado en juego. En un mundo como éste no te puedes permitir el lujo de ser espontáneo, de seguir tus impulsos, no debes mirar más allá de tu pequeño mundo. Todo está preparado para pasarte factura si lo haces, para hacerte pagar por los ratos felices que has logrado conseguir siguiendo tus impulsos. No puedes transgredir sin ser condenada. Así que ahora, a pagar por mis ratos felices.
- Lo siento.
- Aún recuerdo cuando lo conocí, aún recuerdo la primera vez, su forma de mirarme, aquella habitación, aquella situación.
- Cuéntame.
- Cerré la puerta con miedo pero era perfectamente consciente de mis actos, y él también. Nos deseábamos demasiado como para contenernos. Creímos que sería cosa de una vez pero cuando la orden es dada por el cuerpo, el cuerpo manda, el cuerpo exige, es tirano. Mientras nos besábamos intuí que los problemas llegarían, esa boca me gustaba demasiado como para renunciar a ella. Cuando caímos sin control sobre la cama, su piel y su sabor ya habían impregnado mi cuerpo y mi mente. Cuando lo miré a los ojos llevando su mano a mi vientre casi sin darme cuenta, sentí la angustia de la cercana despedida. Cuando llevé mi boca a la suya; cuando lo sentí dentro de mí, furioso y decidido, sospeché que las consecuencias serían más graves de lo que hubiese podido imaginar. Cuando aquel hermoso y adictivo sentimiento se hizo presente en la habitación, supe que había iniciado mi camino al sufrimiento.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Propuesta

- ¿Qué tal, tío?
- Bien ¿Y tú?
- Bien ¿Qué hacías?
- Miraba un programa pedorro.
- Ah.
- Qué ocurre.
- Pues, quería hacerte una propuesta.
- Dime.
- Somos amigos desde los dieciocho años. Eres gay. Te quiero como si fueses mi hermano. No tienes, (de momento), pareja estable.
- Me está temblando el pulso, sigue.
- No necesito una respuesta ahora. Piénsatelo bien, en unos días me respondes.
- Joder ¡Qué!
- Si M. se muere antes que tú y me encuentro viuda y sola en este mundo de mierda, donde no se puede confiar en nadie y donde nunca, nadie, me entenderá (lo sé) como tú ¿Tendrías inconveniente en vivir conmigo? A esa altura te dará igual ser gay, o hetero o lo que fueses. No tendrías hijos, estarías solo. Nos haríamos compañía y nos partiríamos tío, como lo hacemos siempre. Me da pánico la soledad, y no confío ni confiaré en nadie nunca más, estoy segura.
- Hecho, pero ¿Y si tengo pareja en ese momento?
- Pues me espero un par de años, nunca te duran más de tres.
- Tienes razón, y contigo me lo pasaría mucho mejor que con cualquier anciano achacoso.
- Eso desde luego. ¿Quieres pensártelo un poco más?
- No, me parece estupendo. Deberíamos escribirlo para no olvidarlo.
- Ok. Mañana lo redacto y lo firmamos. Uf, es un alivio tener nuestra vejez organizada.
- Sí, genial.
- Vale, te dejo, tengo cosas que hacer, mañana hablamos.
- Hasta mañana.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Caprichos

Me gusta someterte a mis caprichos, saber que logro lo que quiero cuando lo pido o lo deseo. Me encanta comprobar que has asumido mi poder y te dejas manejar sabiéndote su prisionero. Una cremallera bajando suavemente logra transformar tu enfado en deseo. Me conoces y me aceptas, me provocas y me acechas. Vete, estoy cansada y agobiada. No lo haces, insistes hasta hartarme. No hables más ¿No comprendes que me irritas? Espalda con espalda, intento dormir sin conseguirlo, tu pierna se instala sobre mi, tu brazo me rodea insistente. Basta, quiero paz. Imposible, acabo sucumbiendo. Un raro mecanismo me hace cambiar, ya no hay irritación, ahora comienza el deseo. Dame lo que quiero, así no, espera, mejor así.