domingo, 29 de marzo de 2009

Riesgo

Somos imperfectos, qué alegría. Mi vida siempre ha estado marcada por el coqueteo permanente con el riesgo y eso me ha gustado, sí señor. He tenido el sentido común suficiente para saber cuándo debía parar, pero he disfrutado de ese riesgo. Siempre al límite, caminando entre los dos puntos. A los diecisiete, tenía una moto de cross, uf, lo que he disfrutado con ella. Eso sí que era ir a toda leche. Me gustaba provocar, pasando a toda velocidad por delante del lugar de trabajo de mi padre, un enérgico italiano que salía echando chispas hasta la puerta, para llamarme a gritos con la mano en alto. Qué escandaloso era..y cómo me divertía provocarle. Mis hermanos se portaban bien (bah, más o menos) y yo, muy mal. Tal vez por eso era su preferida.

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Lo hice. Cuando cerré aquella puerta dejé atrás a un hombre dolido y triste, pero sin odio. Me encontré con mis maletas en la calle, y a pesar de mis remordimientos me lancé a vivir los dos años más bonitos, fuertes, divertidos, locos, bohemios y sexuales de mi vida. Lo sabía. Sabía que existía. El amor generoso estaba allí, lo había encontrado y era mío. Había triunfado. El amor, entregado y recibido en partes exactamente iguales. Cuando me miraba, cuando me llamaba hermosa, cuando iba a buscarme al trabajo y esperaba fuera haciendo el payaso, yo intentando hacerme la profesional pero a punto de explotar de risa observando sus tonterías a través del cristal. Cuando corría a la farmacia al notar que me dolía la cabeza. Cuando permanecíamos hablando horas y horas hasta el amanecer, charlas espesas, profundas o ligeras pero siempre satisfactorias. Actor de teatro alternativo en sus comienzos, mucha bohemia, poco dinero, mucha cultura, libros, teatro. Ver mil veces la misma obra sólo para observarlo sobre las tablas, admirando su arte. Esperar los aplausos del final y verlo buscarme entre el público para ofrecerme un guiño especial, sólo para mi. Sus escenas de amor, un extraño y doloroso morbo al contemplarlas. Un amor genial hasta que llegó, como siempre, el inevitable y fastidioso momento de las decisiones.



- No lo harás.
- Sí lo haré.
- No puedes hacerlo, lo dejarás hecho polvo.
- No empieces. Las cosas no van bien y él lo sabe. Me ha dicho que no quiere tener descendencia, no puede enfrentarse a eso. Dice que no podría soportar ver el sufrimiento de un hijo. No voy a renunciar a la maternidad sólo porque él no logra ver las cosas a mi manera. No sé si quiero hijos YA, pero su drástica negativa me dice que no debo perder el tiempo.
- Pero bueno ¿Por qué no te quedas embarazada y ya? Sólo deja de tomar la píldora.
- Pero qué dices ¿estás loca? No le robaré un hijo, así no me interesa. Si no quiere, pues no quiere. Me voy, vuelvo a Buenos Aires, mi madre me ha llamado, necesita que la ayude con la empresa, viviré sola por primera vez, con 30 años.
- Joder tía, no te vayas ¿Cómo se lo dirás?
- No lo sé, ya pensaré como decírselo para que no me odie, no me odiará, estoy segura.

Me fui, dejándolo desolado. Hoy tiene tres hijos. El golpe que recibí al enterarme del nacimiento de su primer hijo fue... Luego me contaron que fue un accidente, estuvo cuatro días encerrado, desesperado, rogando a todos que no me lo contasen, decidiendo el futuro de ese hijo, que finalmente vio la luz.

jueves, 26 de marzo de 2009

Lo haré

- No lo harás.
- Sí lo haré.
- No te atreverás.
- Claro que me atreveré, nadie me ha enseñado a ser hipócrita todavía.
- Lo dejarás hecho polvo, joder tía ¿Cómo puedes estar tan segura?
- Me enamoré, lo siento ¿Qué quieres que te diga? Enciéndelo de una vez y dame una calada, a ver si me ayuda a pensar mejor.
- Pero..
- Pero nada, han pasado seis años, las cosas ya no van bien desde hace tiempo, él lo sabe, no estamos casados, no tengo hijos joder, lo haré, lo haré.
- Pero..
- Pero nada, me mira y me derrito. Joder con el puñetero amor, es como una droga, quiero más. Solo nos miramos una vez y fue.. No lo dejaré pasar, me iré con él, me lo ha propuesto y aceptaré.
- Tía ¿Qué dirá tu familia?
- Mi familia? Está a miles de kilómetros, ya encontraré la forma de contarlo, para que no parezca lo que es.
- Llega el lunes de viaje ¿Cómo se lo dirás?
- Ya le adelanté algo por teléfono, sabe que tenemos que hablar, algo se imagina. Oh, cállate y dame otra calada, encontraré la forma de decírselo para que no me odie. No me odiará, estoy segura.
- Joder, siempre he creído que has nacido con estrella.
- No, no he nacido con estrella, creo que he nacido con cojones.

domingo, 22 de marzo de 2009

Sólo escribo

¿Yo? Claro que estoy bien, estoy bien. Se acerca el cumpleaños del niño y debo organizarlo, luego la comunión, seguro que saldrá bien, estoy perfectamente. Pongo una lavadora, realizo mis operaciones bancarias on line, estoy bien. Cojo la bici, volando a dar mis clases, me duele el cuerpo, demasiado ejercicio, claro que estoy bien. Tengo un nuevo proyecto, me hace ilusión. ¿Mal yo? Jamás. Ayer en casa de amigos hasta las tres de la mañana, fue divertido, mi amiga, seleccionada hace un mes como la mejor jueza internacional de gimnasia del mundo, una tía genial. Los niños con la wii, divertidos y como locos también hasta las tres de la mañana. Claro que estoy bien. Los hombres, beben un poco más de lo que deben, acabamos todos diciendo tonterías, ironías, dobles sentidos, conversaciones surrealistas, claro que estoy bien.Mariconadas fuera, no hay espacio para estar mal, ni se puede, ni se debe. A vivir que son dos días, a escribir lo que salga de estos dedos, son libres, ellos saben lo que hacen, escritura compulsiva.

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- No lo harás.
- Lo haré.
- No lo harás.
- Lo haré. Me voy a Madrid mamá, te guste o no.
- No te lo permito, no te dejaré. No tienes dinero.
- Tú sí tienes.
- ¿Te casarás?
- ¡No!
- ¿Qué dirá la familia? ¿Una concubina?
- ¿Desde cuando te importa lo que dice la familia?
- No discutas, no has trabajado en tu vida, no sabes freír un huevo, nunca te has lavado unas bragas. No irás, y mucho menos sin casarte.
- ¿Casarme? ¿Estás loca? No pienso hacerlo, acabo de terminar la carrera, más adelante ya veremos pero iré.
- ¿Dónde vivirán? Ese chico no tiene donde caerse muerto.
- Le han dado una beca mamá ¿No me escuchas encender la radio todos los días a las seis de la mañana? Ya te lo he dicho, es corresponsal en Radio Nacional España, y además, tiene otro trabajo (..) sino no me hubiese pedido que viaje.
- ¿Qué trabajo?
- No estoy segura, se lo preguntaré cuando vuelva a llamar.
- Pues tendrá que contármelo a mi personalmente, pero te aseguro que NO irás.
Una huelga de hambre de tres días la hizo cambiar de opinión, llegué a Madrid con un par de kilos menos pero felíz, a comenzar de cero una nueva vida, fue emocionante.

viernes, 20 de marzo de 2009

El amor

Me gustaría hablar sobre mi particular visión del amor. Aún a riesgo de no ser comprendida, me atrevo a lanzar al espacio lo que pienso sobre él.

Creo que el amor es un estado de ánimo algo adictivo y con fecha de caducidad. A esta altura ya no creo en el romanticismo, creo en la afinidad, en la empatía, los gustos compartidos, la paciencia, en la tolerancia, y la necesidad de cercanía de los cuerpos. Es estimulante y emocionante sentir los síntomas del enamoramiento, se disfrutan a tope mientras duran pero se apagan pronto. Cuanto pueden durar ¿tres años? ¿cuatro? Luego, nos limitamos a hacer lo que se espera de nosotros, respetar el contrato (si eres casado) o el acuerdo verbal (si estás en pareja) porque nos encontramos cómodos, porque debemos respetar las reglas, las normas que hemos aprendido desde la infancia, y es válido claro. Que sería del mundo sin normas. Da igual que ya no sientas lo mismo, que hayas descubierto la parte menos atractiva de la convivencia, que ya no te llene completamente la vida compartida. Tienes que respetar el contrato. ¿Desarmar la estructura que te ha costado sudor y lágrimas construír? Ni hablar. Da igual que te vayas a dormir cada noche fantaseando con el culo del vecino o la vecina, la cuestión es mantener la estructura, porque ahora hay niños que dependen de ella, que disfrutan del entorno familiar, de ver a mamá y a papá juntos. Por ellos todo claro. Por ellos hacemos el esfuerzo de llevarnos bien, de ser pacientes, tolerantes. Porque el amor a los hijos sí es incondicional, sí es eterno. El amor hacia tu pareja en su forma más pura ya se ha acabado, se ha transformado, ahora es mas bien fraternal, el respeto, el cariño, la tranquilidad de llegar a casa y encontrar a los tuyos es su sitio, todo eso es gratificante. No puedo hablar por los demás pero, llevo años investigando el tema, hablo con mujeres, amigas, amigos, expongo mis creencias sin tapujos, incluyendo a mi marido claro. He tenido unos cuantos disgustos por eso obviamente, pero ¿Amor eterno? No creo en la fidelidad hacia una misma persona durante tantos años, no me parece real, y es algo que llevo diciendo desde hace años. Creo en la familia, sí, en los valores que te otorga, a los niños sobre todo. Creo en el respeto, en el cariño, en el amor fraternal pero ¿En la fidelidad eterna? Pues no, ni de hecho, ni de pensamiento. Nos obligamos a respetar el contrato, el acuerdo, pero deseamos otras cosas y nos reprimimos, lo he comprobado conmigo y con muchas mujeres y hombres con los que he hablado. No nos atrevemos a ser sinceros, de estas cosas no se habla, pero en fin, resulta que a mí me gusta hablarlas, un grano en el culo, lo sé. Desde luego si quieres vivir como te apetece tienes la opción de la separación pero, es un disgusto familiar enorme, innecesario (salvo en casos extremos) y desistes de ello, solo por no ver sufrir a tus hijos, y entonces, sólo vives tomando lo bueno de la pareja, después de todo no estoy mal, te dices, llegas a casa y tienes un cuerpo caliente que te abraza por las noches y disfrutas, te sientes contenida/o. Pero soy consciente de la realidad. Duermes, cada noche, con una persona con un mundo propio totalmente ajeno al tuyo, con sus fantasías y sus secretos que tienes la obligación de respetar, son suyos, es su intimidad. Yo también pido respeto con los mios. Son míos. Uf, me he extendido con el tema. La conclusión final sería que el estado ideal no existe, solteros, casados o divorciados, da igual. Siempre hay aspectos negativos que destacar en cada estado. No comprendo demasiado el sistema, siento que formo parte de un rebaño que me lleva en su dirección sin mi consentimiento cuando me gustaría ir en dirección contraria. Por eso creo en las parejas más permisivas, creo que son las que funcionan. Decir que comprendo una infidelidad, es como nadar contra la corriente, pero lo hago, la comprendo. Entiendo la necesidad de sentir 'otras' cosas por parte de los miembros de una pareja al pasar los años, sin perder el respeto. Es natural desear un cambio aunque solo sea fugaz. No sé si será la edad o la experiencia, pero hoy comprendo muchas cosas y me alegra que así sea.

¿Tenemos mejor sexo cuando estamos enamorados?

Una pregunta interesante. Tal vez podamos encontrar algunas respuestas en este artículo de Sandra Lustgarten, psicóloga y sexóloga argentina. Aquí lo dejo.


Cuántos desacuerdos plantea esta pregunta… He escuchado distintos testimonios.
Algunas personas aseguran que sus mejores relaciones sexuales han sido aquellas en las que no existía sentimiento alguno hacia la otra persona. Es claro suponer que cuando no se albergan sentimientos se pierdan ciertas inhibiciones, el "qué me importa el otro si no siento nada, mejor me ocupo de disfrutar el momento y ya". Otras personas no están de acuerdo y dicen que las sensaciones se intensifican cuando la experiencia es vivida con la persona que se ama, el sentimiento de entrega se potencia y la necesidad de disfrute y la gratificación que se experimenta sabiendo que la pareja amada ha sido satisfecha es un elemento placebo para el propio goce. Algunas mujeres aseguran que esta sensación de no involucrarse afectivamente les permite liberarse sexualmente de un modo que no podrían llevar a cabo con la persona amada, por temor a crear fantasías que son comunes a los hombres que terminan hiriendo su autoestima, como que tienen una experiencia adquirida en otras relaciones o pensar que la respuesta sexual es acorde a que tienen una relación con un amante, etcétera. Otras mujeres rechazan internamente acostarse con un hombre al que no aman. Dicen albergar un sentimiento semejante a la promiscuidad o manifiestan su culpa por la falta de honestidad con el otro. "Demostrar afecto a alguien por el que no siento nada me hace sentir mal", dicen.
Los hombres no son tan susceptibles cuando tienen intimidad sin amor, dicen que son experiencias diferentes y algunos declaran haber tenido relaciones excelentes sin mediar el sentimiento amoroso, se relajan, no sienten que están pendientes de lastimar a la otra persona, se sienten más libres, no se perciben como presionados. Sin embargo, no falta aquel varón que dice sentir mucha satisfacción cuando hace el amor con amor. Me planteo que esto es cierto ya que en algunos casos en los que los hombres se enamoran les resulta sumamente difícil entregarse a otra relación cuando el sentimiento no acompaña al acto. De hecho muchos dicen haber probado otras relaciones y tener intimidad con otras mujeres pero que no pueden olvidar a la mujer que aman; algunos manifiestan haber tenido un período de abstinencia sexual hasta que vuelven a tener un sentimiento amoroso, y hasta algunos hablan de la "obstrucción" del deseo sexual. La pregunta es si en la actualidad la mujer es más permisiva a experimentar relaciones sexuales que obvian el sentimiento amoroso. La respuesta, aunque no guste demasiado, es que sí, la mujer ha empezado a darle otra connotación a su sexualidad y se plantea más el hecho de sólo gozar aunque no medie el amor, encontrar esa satisfacción perdida o nunca conocida y redescubrir su intimidad. Entonces ha dicho "basta" a los prejuicios y a las normas sociales y valores culturales, renunció a esquemas familiares que sólo han promovido disfunciones sexuales en su vida y limitaciones en este terreno. Lo que ahora importa es la atracción"Si me atrae, no inhibo mis sentimientos y lo único que busco es un momento de placer. Estar enamorada para tener sexo parece algo anticuado y fuera de moda, sin duda lo importante es disfrutar de la sexualidad e intimidad lo más que se pueda". De alguna forma este pensamiento lleva a otra problemática y es la clara evidencia de que muchas mujeres no logran sentir con plenitud durante la relación cuando no hay amor, por lo tanto consultan porque no pueden sentir el orgasmo o porque se dan cuenta que no se concentran y se dispersan durante la relación, algunas hasta declaran traer a sus mentes un amor anterior para lograr el éxtasis. Es que compartir la intimidad con alguien con quien no existe un vínculo amoroso no es tan fácil como se cree o se especula. Lo normal sería sentir que el amor es un acto que implica una dedicación amorosa con un sentimiento que exprese la intensa necesidad de que el otro disfrute de la situación y pensar que este acto incluye cierta identificación con el otro. Sin duda creo que el sexo con amor no tiene comparación indistintamente para hombres como para mujeres, aunque en la actualidad se quiera mostrar cierto libertinaje al respecto o cierta falta de compromiso y responsabilidad hacia el mismo. Nos olvidamos de todos los compromisos que conllevan el acto sexual y que cuando vivimos la experiencia somos responsables de todo lo que la misma pueda traer aparejado, y esto es lo que no se transmite a nuestros hijos, de la importancia real que tiene el hecho de entregarse íntimamente. Por eso el sexo va perdiendo sus rasgos de valorización y en la actualidad es un paso más que no se puede abreviar en lo que respecta a conocer a alguien: no importan los sentimientos, es un acto obligado para mantenerse impune a la falta de virilidad en el caso de los varones teniendo para la mujer la connotación de enfrentarse con la respuesta sexual que despierta esa persona con la que tienen sexo, o sea de algún modo probar para definir si es factible la relación a futuro. Pero la experiencia demuestra que sin duda tener sexo sin que medie un sentimiento aumenta las probabilidades de fracaso de la relación sexual, aún aunque ambos tengan vasta experiencia, por eso siempre el encuentro sexual será más rico cuando más sentimientos se alberguen hacia el compañero, ya que mejora la amplia gama de experiencias que se pueden vivir en el mismo, y permite aquellas cosas que sólo se pueden hacer con la persona que uno ama porque dejan de ser obscenas o sucias, y se transforman en meros actos amorosos.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Luces

La luz de la linterna nos dio de lleno en las caras, cegándonos ¡Salgan todos del coche! ¡Rápido! Salimos los seis, pálidos y con los corazones desbocados. Era el Buenos Aires de la dictadura y de la cautela (palabra desconocida a los 17 o 18 años). Sábado por la noche con amigos, en un coche aparcado, decidiendo donde ir, haciendo el tonto. Tres parejitas besuqueándose completamente ajenas a la terrible situación vivida en el país. Una calle oscura en un bonito barrio porteño. ¡Suban todos al camión! ¿Camión? ¿Qué camión? No veíamos nada. No podía apartar los ojos de aquella especie de ametralladora que llevaba el policía, nos apuntaba, nunca había visto un arma. Nos dirigimos confundidos hacia donde se suponía que debía estar el camión, solo lo vimos cuando estuvimos a un metro de distancia, la oscuridad era tal que entorno y camión se confundían. Antes de subir, la orden fue apoyarnos en él con brazos y piernas abiertas para el cacheo general. Palparon nuestros cuerpos con violencia, buscando armas. Mis piernas no dejaban de temblar, pensaba en el disgusto que daría a mi madre, me mataría, estaba segura. Subimos tropezándonos unos con otros, caminamos a tientas. Los murmullos llegaban a mis oídos. Una voz áspera pedía un caramelo, otra un cigarrillo, voces curtidas, voces de la calle. Prostitutas y chulos. Nos sentamos detrás. Los chicos mudos. Gaby lloraba. Liz se meaba. Yo alucinaba. Llegamos. Metieron a los chicos en un calabozo y las chicas permanecimos en recepción, esperando ser interrogadas. El poli que me tocó no era tan malo ni desagradable como los otros. Le supliqué que no dijese a mi madre que me encontraba en un coche con mi novio (Carlos, un encanto), me sorprendió que me dijese que lo tendría en cuenta, me ayudaría. Volví a recepción, me senté junto al teléfono con mis amigas, ninguna de ellas tenía intención de llamar a casa, no tuve mas remedio que llamar a la mía. Mi madre contestó preocupada y ansiosa, por la hora. Vendría a recogerme y sacaría también a las chicas del problema. Mi remordimiento creció al comprobar que estábamos muy lejos de casa, tendría que coger un taxi, a esas horas, con ese frío... Una hora después pude ver el taxi aparcando, me puse de pie para ir a su encuentro pero el poli no me lo permitió. Recuerdo la escena perfectamente, en cámara lenta. Su palidez, su abrigo largo y oscuro sobre el camisón, su gesto de alarma. La vi cerrar la puerta del taxi, vi uno de los extremos de su abrigo quedar atrapado al hacerlo, vi al taxi arrancar, vi la sorpresa en su rostro, la vi comenzar a correr sin poder evitarlo, la vi caer y gritar al taxi que se detenga, vi a los polis correr hacia afuera al ver la escena, vi cómo era arrastrada por el taxi. Mamá lo siento, mami perdón, por favor, no volveré a salir, seré buena el resto de mi vida, ya lo verás..Mis manos crispadas ocultaban mi rostro, no podía respirar. Alguien me abrazó, me habló suavemente, 'tranquila, no ha pasado nada, tu madre está bien, solo han sido unos golpes, se recuperará'. Hay sucesos en la vida que obviamente se superan con el tiempo, pero nunca, nunca, se olvidan. Lo siento mamá, hoy ya no estás, pero yo todavía lo siento.

domingo, 15 de marzo de 2009

Auténtico

Auténtico, palabra clave. Hoy he leído algo que me ha interesado y como siempre, me apetece compartirlo.

'Asertivos y auténticos'

'La madurez no es un premio que se gana con el paso del tiempo, sino que es una consecuencia de responsabilizarnos de la calidad de nuestra propia vida emocional. Gozar de autoestima es posible. Tan solo hay que observar con mas detenimiento a las personas que se abastecen a si mismas: son asertivas (dicen lo que sienten y piensan de forma serena y pacífica sin agredir nunca a nadie), tienen confianza en si mismas (no necesitan aferrarse a ninguna persona, creencia o institución para liberarse de la inseguridad y el miedo) y son auténticas (viven de acuerdo con sus valores escenciales, y son honestas consigo mismas y con los demás)'



Ha sido tranquilizador descubrir que mi madurez ha llegado, después de cometer todos y cada uno de los errores que por defecto deben cometerse antes de llegar a ella, pero, para llegar con buen pie, hay una condición indiscutible, aprender de esos errores. Cuando llegas, ya no cometes tantos, y esa serenidad que has ganado, te permitirá mirar a tu alrededor desde otra perspectiva, tomarás lo que la vida te ofrezca con seguridad. Descubrirás que prefieres evitar las discusiones porque te alteran y no son necesarias si expones tus argumentos con tacto y diplomacia. Descubrirás que es más fácil aceptar a la gente como es, abrazando sus defectos y virtudes, respetándolos, sin intentar cambiarla. Descubrirás que valoras lo que antes dabas por sentado, que la alegría y el buen rollo se transmiten y son contagiosos, que a nadie le importa un pimiento si caminas de tal o cual manera, vas despeinada o te falta un calcetín, y lo que es mejor, a ti tampoco. Te darás cuenta, de pronto, que lo entiendes casi todo y tu opinión es valorada y respetada. No se trata de tener cualidades especiales para llegar, solo hace falta un poco de sentido común y ganas de hacerlo bien. Es el poder de lo auténtico.

viernes, 13 de marzo de 2009

A pesar de ti

Feliz a pesar de todo,
a pesar de ti, y de mí.
Vivo, duermo, mimo,
río a carcajadas.
Llevo la carga escondida,
la suelto de noche,
para sentirla, sola en mí,
lejos de ti.
Tú sin saber, tú sin sentir. 
Yo sintiendo, yo soñando.
Tú viviendo, tú ignorando.
Yo recordando,
la piel tiene memoria.
Justo es,
el que ama pierde,
el que se sabe amado
y no ama vive,
sin saberlo, más ligero.
Me detengo a tiempo
en cada intento de ir a ti,
supero, cada noche,
ese tenaz deseo.
Necesidad de ti en mí, ahora,
hoy. 
La fortaleza de ignorarla.
La luna llena me hace sonreír. 
Vivo feliz, a pesar de ti,
pero contigo en mí.

domingo, 8 de marzo de 2009

Cuarenta

Me encontraba hoy leyendo muy tranquila al aire libre, con la familia, en una terracita de la plaza del pueblo (Por cierto, qué día de sol más increíble en Madrid) Cuando me encuentro en la revista dominical de El País, un correo de éstos que envía la gente para comentar los artículos de los colaboradores de la revista, en este caso uno de Javier Cercas. Una lectora comentaba su artículo 'El bache', que no he leído ni me he tomado la molestia de buscar, lo siento. El comentario de la lectora me ha dejado algo sorprendida y por eso lo transcribo textualmente.



'No doy crédito a mis ojos al leer el artículo 'El bache' , de Javier Cercas, en donde nos habla de un encierro voluntario como solución hipotética al 'malvivir' de los que hemos entrado en la cuarentena. Más me sorprende averiguar que las edades más felices son los veinte y los sesenta años. Sucumbo ante la determinación con que escribe que a los cuarenta no se folla, no se enamora, no se bebe cerveza y no se acuerda de la vida, debido entre otras cosas al cuidado de los hijos pequeños y/o de los padres ya mayores..
Muchos de mis amigos/as cuarentones y yo disfrutamos y aprendemos cada día de unos hijos aún pequeños, intentamos alcanzar metas relacionadas con los valores que intentamos transmitirles, emprendemos aventuras relacionadas con el trabajo y con la vida, iniciamos carreras, compaginamos tareas mundanas con cursos de doctorado. Escribimos cuentos a nuestros niños o a nuestros mayores, entre cerveza y cerveza, entre amigos. Y follamos mejor que a los veinte y nos enamoramos y amamos. Y espero seguir haciéndolo a los cincuenta, a los sesenta, a los setenta..'


Despés de leer ésto me pregunto que pondría ese artículo (aunque algo hemos podido ver) para que esta lectora haya sentido la necesidad de aclarar semejante obviedad. Desde luego en mi caso los cuarenta están resultando ser la mejor edad. Me siento con mas energía y más segura de mi que a los veinte. Además, me veo más guapa y con mejor cuerpo (bueno, el ejercicio ayuda mucho, claro) Pero creo que en la cuarentena sentimos más, vivimos mejor y lo entendemos todo. El sexo es mejor que nunca. ¿Qué más podemos pedir? Por favor, dejemos ya de lado el mito de la edad, cada uno tiene la edad que quiere, puede y demuestra tener. He conocido un artista de 80 años en MADRID ART hace unas semanas. El tío me ha hecho reír como hacía tiempo no lo hacía. Tenía una lucidez y una agilidad mental envidiables, por no hablar de sus obras, eran increíbles. Iba con coleta y aspecto algo intelectual, me ha encantado. Es sencillo, tenemos la edad que transmitimos. Solo disfrutemos de ella.

sábado, 7 de marzo de 2009

El silencio y la indiferencia.

Aquí dejo este artículo que me ha encantado, escrito por Sandra Lustgarten, psicóloga y sexóloga. Para los que se sientan identificados, para los que sufren sin hablar, para intentar ser más fuertes ante el silencio y la indiferencia, dos armas que lastiman.

'El silencio y la indiferencia son unas de las armas más potentes utilizadas para boicotear en una relación de pareja. Casi las peores por lo que generan como mensaje. Claro que siempre especulamos con que el otro no podrá olvidar fácilmente lo que ha compartido, las vivencias, los momentos, las miradas, los sentimientos y que siempre el recuerdo juega engañosamente añorando aquello que se ha amado y es difícil de resignarse a perder, lo que creemos que nos pertenece. Sin embargo, cuando notamos después de una ruptura el abandono, la ausencia, la indiferencia, aparecen fantasías diferentes, nos hacemos a la idea de que ya no nos tienen presente, que algo cambió en sus vidas, que están poniendo el interés en otro lugar, que ya no somos más imprescindibles. Y es difícil resignarnos a que todo se termine, que no queden vestigios de tantas horas, de tantas cosas compartidas. Nos preguntamos cómo el otro puede tener la fortaleza para ignorarnos, para hacer de cuenta que ya no le interesa nada de nosotros, cómo puede mágicamente borrarnos de su agenda o no llevar impreso nuestro nombre, aparece el misterio que encierra ese silencio, esa falta de registro, esa ausencia dolorosa o mejor dicho la falta de presencia. Quizás consideremos que dimos tanto que hasta resulte injusto, quizás hasta inmerecido, desaparecer así sin dejar rastros, después de haber querido tanto. Sin duda nos deja un notable sinsabor. En algún momento hasta podamos sentir envidia de la fortaleza del otro, que no podemos imitar. En tus momentos libres sabés que lo único que viene a tu cabeza es su imagen, su recuerdo, y extrañás las pequeñas cosas de todos los días, las palabras muertas, y hasta los silencios que odiabas. No sabes por qué desapareció sin ninguna explicación ni cuándo volverás a saber de él, y si aparece, si querrás volver a saber de él. Quizás temes preguntar si lo vieron para que nadie te cuente que ya ha rehecho su vida. El silencio y la indiferencia han sido las peores armas que ha podido utilizar, aún peor que el vaivén de palabras hirientes. Sentís que seguís siendo parte de la historia que vivieron, y ante el vacío por la indiferencia, la ausencia marcada, reconoces la pérdida. Es doloroso cuando el otro te deja de pensar, de extrañar, cuando entendés que le faltó amor, que el amor cuando está presente no admite el olvido. Chocas contra esa indiferencia y por momentos sentís bronca, rechazo, te duele, te lastima profundamente, te arrepentís de aquellas cosas a las que cediste, las que dejaste pasar, las que perdonaste, quisieras esbozar que tienes armas de la misma intensidad que puedan tomarlo por sorpresa, pero sabes que no tienes la misma entereza. El silencio también te ha dejado exhausta, el silencio que expresa la falta de amor, de pensamiento, de intriga y curiosidad por el otro, el silencio desinteresado, doliente, enojado, que encuentra el reproche, que deja resabios. Pensás en aparecerte como si nada, en mandar una señal para ver la respuesta, ilusoriamente crees que el otro está esperando que reaparezcas. Pero no es la mejor de las ideas, porque podés ser desaireada, podés fortalecerlo y hacerlo sentir triunfador, podés fortalecer su ego y eso no es bueno, siempre hay que esperar el ataque del enemigo para saber qué herramienta debés utilizar. Podés prepararte para no mostrar tus puntos débiles; si mostrás tu debilidad sus armas fueron exitosas y se apoderara de ellas. El mejor de los consejos es que utilices las mismas armas, seguramente el otro también se preguntará por qué no emites señales de humo, qué misterio encierras, por qué no cuestionas su ausencia. Dejalo venir después de que sus propias armas lo aniquilen. Cuando la melancolía lo ataque querrá saber de vos, tu silencio también lo preocupará, sin duda no puede desobedecer a su intriga y aunque más no sea querrá saber qué pasó, por qué no te provocó nada su actitud, se planteará cómo devino el olvido y reaparecerá para descifrar el silencio y la indiferencia. No son herramientas fáciles de utilizar, la impresión es que el tiempo se detiene, que las horas se alargan y los días acumulan sufrimiento. Te llenarás de preguntas carentes de respuesta, o respuestas negadas, la sensación de abandono te abruma y te llenas de bronca, pero de lo contrario el otro habrá ganado por kilómetros y serás su víctima. Utilizá ese silencio para conectarte con tus cosas, haz un itinerario que ocupe tu mente, sacalo de ella cuando él aparezca, podés autoengañarte, dejá que el tiempo transcurra, el tiempo silencioso en algún momento llama la atención de quien se ha retirado, ya que cree que ha dejado un corazón roto y volverá a corroborarlo. No muestres tus debilidades: recuerda que siempre que lo hagas sólo le darás ventajas al otro. Ya sabes que la indiferencia mata y cuando no mata fortalece.'

Lic. Sandra Lustgarten Psicóloga - Sexóloga

domingo, 1 de marzo de 2009

Poesía

Hoy voy a ceder un pequeño espacio a mi hijo, Tomás, de 9 años. Ha escrito su primera poesía y me ha pedido que la publique en mi blog, para que la gente la lea y 'le diga cosas' ¿Cómo negarme? Además, me ha encantado su poesía (no lo he ayudado ni un poquito, lo prometo) Le gusta escribir, cosa que me alegra mucho. Aquí la dejo.

Palabras

Palabras, palabras, palabras.
Palabras hay dos tipos.
Palabras del amor y palabras con sentido.

Palabras con sentido, no son más que palabras secas
que resuenan en el eco pero a nadie importan en lo más mínimo
Palabras del amor, reflejan el alma
Palabras del amor, reflejan el corazón.



Tomás.